La pedanía de Venta de Santa Bárbara puede presumir de haber sido un gran motor económico de Loja durante el pasado siglo. A partir de los años cuarenta y durante algunas décadas cobró un gran auge por la explotación de minas de óxido rojo y de yeso de su entorno, lo que fue una constante fuente de riqueza para la zona. Pero no fue ésta la única industria que se desarrolló en el lugar. Durante varios años convivieron fábricas de aceite, harinas, encurtidos de pieles, fideos, embutidos y hasta jabones. Un pasado fabril que dio mucho empleo a los vecinos de la zona y del resto del municipio.
De todo eso, muy poco queda hoy día. Las empresas alimentarias y textiles cerraron por falta de rentabilidad y las minas dejaron de operar al agotarse el mineral. En la pedanía aún sobrevive a duras penas una fábrica de yesos, en cuyos inicios trabajó José María Ruiz. Este vecino de 84 años se quedó al frente de Yesos El Tigre en los años 50 con dos de sus cuñados. Desde que su suegro lo fundara, el negocio ha sido siempre familiar. Hoy día son ocho los socios que regentan la empresa, sobrinos y un hijo de José María.
Este venteño conoce bien el pasado fabril de Santa Bárbara. Trabajó en las dos explotaciones de la zona, la mina Lourdes y la mina de la Constitución. Comenzó en 1946 como estriador, desechando los imperfectos de la piedra. Unos años duros, con largas y extenuantes jornadas de trabajo. “La mina era propiedad de una empresa inglesa y daba trabajo a unas 50 personas de Santa Bárbara y también de los Ventorros y de Loja”, señala José María.
En la mina de la Constitución, a dos kilómetros del núcleo urbano de Santa Bárbara, aún se pueden ver algunos vestigios de la maquinaria e instalaciones necesarias para extraer el óxido rojo, mineral que da color a pinturas y esmaltes. Una galería de extracción, una caseta derruida que albergaba la oficina del encargado y restos de tolvas permanecen hoy día. De mano de José María descubrimos el procedimiento por el que se extraía el mineral. Además, recuerda una historia dramática que guarda el yacimiento: sobre los años 40, un trabajador lojeño falleció en su interior sepultado por las rocas.
Venta de Santa Bárbara también da cobijo a una de las empresas más innovadoras en el sector de los toldos y cubrimientos, Carpas Hacho. Heredando el esfuerzo de su padre Manuel, Ana María y Francisco Redondo llevan las riendas de este negocio desde hace unos años. Entre sus logros está la expansión de la empresa a varios puntos de España, como Cataluña, Madrid o Valencia. “El pasado año estuvimos en Canarias asistiendo al rodaje de la película Éxodus, con el montaje de carpas para camerinos y espacios para los actores y equipo técnico”, explica Ana María, quien subraya que “todo parte desde Santa Bárbara”.
Ana María Redondo es además la alcaldesa pedánea de Santa Bárbara desde hace cuatro años. Se encarga de trasladar las demandas de sus 150 convecinos al Ayuntamiento lojeño. Además de la construcción de pistas deportivas en la zona, una de las principales reivindicaciones es un edificio de usos múltiples donde los vecinos puedan reunirse.
La depuradora de la pedanía está dando muchos quebraderos de cabeza a los vecinos por el hedor que produce. “Desde que la pusieron, siempre ha dado problemas y cada dos por tres está rota”, denuncia Redondo. El arroyo Neblín que atraviesa el pueblo también ha dado muchos sustos por la suciedad de su cauce. Hace poco más de tres años unas intensas lluvias provocaron su desbordamiento, inundando las casas aledañas.
Pertenecen también a Venta de Santa Bárbara otras zonas como Cerro Vidriero, Plines, Fuente Santa o Jardines de Narváez. En los últimos años han surgido nuevos espacios residenciales en la zona, como Jardines de Santa Bárbara, con lo que se ha convertido en una localidad dormitorio para los lojeños. Pese a todo, aún no se ha desarrollado lo suficiente debido a la crisis.
La localidad también presume de un rico patrimonio medioambiental. Las Chorreras es quizás el atractivo natural más conocido. Se trata de una cascada de agua en la confluencia de los arroyos Nieblín y la Viñuela. La gran fuerza con la que cae el agua procedente del primero ha ido perforando una profunda poza, una piscina natural en la que los vecinos se refrescan en verano.
Dentro del patrimonio cultural de la pedanía destaca el Puente Bajo del Río Frío. Fue construido en el siglo XVI para ayudar al ganado a cruzar el cauce. A esta zona se la conoce como el Cordel de Iznájar, una vía pecuaria que comunicaba Loja con la comarca iznajeña. Su situación geográfica de tránsito hacia la provincia de Córdoba también le ha otorgado a la pedanía el sobrenombre de “Venta Cordobica”. También se la conoce como “La Maquinilla” por su pasado industrial.
Aunque muchos de sus vecinos querrían que se celebrasen en verano, las fiestas populares se desarrollan en torno al 4 de diciembre, onomástica de la Santa que le da nombre y que además es patrona de los mineros. Unas fechas en las que los lugareños disfrutan de actividades ya clásicas como rutas senderistas o comidas populares. Una de las propuestas más originales es la carrera de pequeños coches radio control en la que participan aficionados de toda la provincia.
VENTA DE SANTA BÁRBARA. LAS CLAVES
Distancia al casco urbano: 6 km.
Distancia a Granada capital: 58 km.
Pedanías cercanas: Riofrío y Ventorros de la Laguna.
Población: 149 habitantes (INE 2014)
Gentilicio: Venteño/ña
Código postal: 18312
Patrona: Santa Bárbara