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viernes, 27 de diciembre de 2024

La Semana Santa de Loja comienza con la sobriedad de la Virgen de Los Dolores

Los lojeños acompañan a la hermandad servita en su Estación de Penitencia por el barrio Alto y el centro de la ciudad, que se vio empañada por unos pequeños chubascos al final del recorrido

Loja inauguró ayer noche su Semana de Pasión con la salida procesional de los Servitas de más antigüedad de todos los que procesionan en Andalucía. Cientos de personas se echaron a la calle para acompañar a la Santísima Virgen de los Dolores durante su recorrido por el barrio Alto y el centro de la ciudad, en una Estación de Penitencia repleta de momentos emotivos, y donde la sobriedad y la elegancia fueron las protagonistas en el primero de los siete días de Pasión.

El horario previsto se cumplió de manera rigurosa y a las 21:15 horas la hermandad ya estaba en la calle con una temperatura muy agradable en el ambiente. Gran cantidad de público presenció en silencio la salida de la Titular Mariana desde Santa Catalina, acompañada de los sones de la Banda de Música de Nuestra Señora de los Dolores de Granada. Mientras, el cortejo se extendía por la calle Santa Catalina. A la cabeza, la banda de cornetas y tambores de Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras de Granada.

La procesión continuaba con las promesas de velas y las numerosas camareras de la Virgen ataviadas con sus clásicas mantillas negras. Este Viernes de Dolores se pudo ver por primera vez al grupo joven que se ha creado en la hermandad, compuesto por una veintena de niños y niñas, que estrenaban su propio banderín.

La Imagen Titular de la hermandad, obra de José Gabriel Martín Simón tallada en 1936, lucía espléndida en su trono de caoba y plata, adornado a base de rosas de color rosa y blanco, colocadas en diferentes centros y ánforas.

La hermandad se lució en su barrio donde estuvo más de dos horas antes de llegar al centro histórico de la ciudad. El barrio Alto mostró respeto y devoción por su Virgen. El fervor se vivió de manera especial en la Calle Tamayo donde se pudo observar el cortejo en toda su amplitud.

Ya en la plaza de la Constitución tenía lugar el tradicional encuentro con la banda del Despojado, tras lo que vino la rectitud del paso por Tribuna Oficial, que se producía con puntualidad, a las 12 de la noche.

Después, el cortejo se encaminó hacia su sede canónica para el encierro. Cuando se disponía a subir la Cuesta del Arca, apareció una inoportuna lluvia. La cofradía, por precaución, procedió a resguardar bajo plástico a la Sagrada Imagen. Afortunadamente, los chubascos desparecieron escasos minutos después y el cortejo continuó sin problemas hasta Santa Catalina. Llovió lo justo como para deslucir una procesión que se estaba desarrollando hasta entonces con absoluta normalidad.

La emotividad se apoderó de Santa Catalina con los sones de la marcha “Esperanza de Triana Coronada” mientras los horquilleros daban sus últimas mecidas a la Virgen con su Hijo muerto en brazos. En el interior del templo, al filo de las 2 de la madrugada, el último esfuerzo se hacía a los sones de “Encarnación Coronada”, con la que se despidió a la Virgen hasta el año venidero.

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