Pocas veces puede advertirse tanta confluencia entre el título de una obra o un espectáculo y la respuesta del público, y una de ellas ha sido, sin duda, la relación artistas/espectadores que se producía el pasado viernes con la gala de danza “Con los cinco sentidos” que traía hasta Loja el coreógrafo y bailarín Miguel Barranco.
Esperado por sus seguidores y descubierto por los más jóvenes, lo cierto es que el anuncio de su regreso a los escenarios lojeños concitó desde el principio una gran expectación, hasta el punto de que, conforme avanzaban los días, fue necesario ir habilitando más funciones de la única prevista inicialmente, para alcanzar las tres representaciones en una sola jornada, la del viernes 4 de noviembre.
Y el comienzo de esta crónica tiene su origen en el grado de compenetración que se produjo, tal como esperaba el bailarín, con los cerca de 800 asistentes que se sumaron en el patio de butacas. Y fue así como el nombre “Con los cinco sentidos” fue unísono en las tablas y en las gradas. Los artistas afanándose por darlo todo, por transmitir, por comunicar, por movilizar los sentimientos… y en el público una respuesta que también emanaba de los cinco sentidos afinados para empaparse, para dejarse llevar, para arrastrarse por la voluptuosidad, unas veces, por lo etéreo y sublime otras, en una transición que mantuvo con el alma en vilo desde principio a fin.
Tal como se había anunciado por Miguel Barranco, el espectáculo se dividía en dos partes, una primera con la música grabada y alternando danza clásica, con española y con algunos apuntes contemporáneos. Los compases del Bolero de Ravel o el Adagio de Albinoni en adaptaciones brillantes para la ocasión, se complementaron con algunos pasajes en honor de Mozart o el Besame Mucho de Los Panchos.
La segunda sesión contó con músicos y cantaoras en directo, lo que le imprimió aún más carácter a las escenas que se podían disfrutar desde las butacas y con un marcado acento flamenco. Y el aire se llenó de sevillanas corraleras, bulerías, tangos, soleás y alegrías, con un fin de fiesta que unió sobre las tablas a todo el elenco.
Magníficas ejecuciones tanto de la estrella de la gala como del resto de participantes. Estuvo acompañado por su ballet “Pasión por la danza”, de Ibiza; así como las bailaoras Silvia Lozano y Carmen Vílchez; las cantaoras Luz Marina y Esther Crisol; la guitarra de Kiki Corpas; y Antonio Gómez “El Conejo”.
Al final de la segunda función se le entregó al artista lojeño un recuerdo por parte del alcalde, Joaquín Camacho y del concejal de Cultura, José Antonio Gómez, y Miguel Barranco agradeció muy emocionado la ocasión que se le había brindado para actuar en su ciudad. Así mismo se rodeó de un buen número de antiguas alumnas de su escuela de danza lojeña.
Por lo que respecta a la parte técnica, el vestuario encajó perfectamente con los pasos a bailar, con gran colorido y acertados diseños; el sonido e iluminación perfectos, configurando un todo que brilló en una gran noche de arte.