Hasta que el cuerpo aguante. Esta escueta frase podría resumir perfectamente el espíritu que imperó durante todo el medio día y buena parte de la tarde de ayer, en la feria de día del centro de Loja. Podrían contarse por centenares e incluso miles, las personas que se dieron cita en una tórrida jornada que no impidió que la gente se echara a la calle para divertirse. Y eso que la actuación nocturna de David Bisbal podría haber hecho presagiar una menor presencia de criaturas durante la tarde, reservándose para la noche.
Pues no, sorteando calores y actuaciones estelares, lo cierto es que la feria de día del miércoles y del jueves pasados han ofrecido parecidas imágenes, aunque la del día festivo se llevó la palma.
Y lo curioso es que el personal no llega al centro de la ciudad de forma masiva hasta pasadas las tres de la tarde. Alguien podría pensar que ya llegan almorzados y sin apetito, pero las centenares de raciones servidas en los chiringuitos instalados hablan a las claras. Jamón, queso, surtidos, chacinas varias, porra, bocadillos y un largo sinfín de propuestas apetitosas se alternan con los más variados caldos: cerveza, rebujitos, vinos de todo pelaje y para postre los combinados y, como principal estrella refrescante, los mojitos.
El escenario de tan populosa actividad se dividía en tres ámbitos especiales: plaza del Pósito y calles aledañas al mercado municipal, plaza de la Constitución y Carrera de San Agustín. En todos los casos con bien preparadas sombras y aún más ganas de divertimento general.
Ya están dispuestos buena parte de los ingredientes necesarios para la fiesta, pero además se sumaba la actuación en la plaza del Pósito del grupo Hermanos Ortigosa, con su flamenquito desenfadado, y la animación del dúo lojeño Non Stop que animaron a los concentrados con temas refrescantes del más conocido pop nacional e internacional.
Las calles llenas de adornos, pero sobre todo de la belleza que ofrecían las chicas y chicos más jóvenes, sin desmerecer a quienes son más maduritos. Belleza exterior, pero sobre todo interior, tan necesaria ésta última para que las vivencias sean espléndidas y compartidas.
Las fuentes del centro de la ciudad repletas también de gentío deseoso de un poquito de agua lojeña para la sed o para los cuerpos sudorosos, completando la oferta.