Sin duda no era un 16 de julio cualquiera. La imagen, por desgracia, pasará a la historia de la ciudad. Las golondrinas revoloteando la torre de la histórica Iglesia de San Gabriel, eran testigos de excepción de una también excepcional misa. Fue la oportunidad de acercarse a la patrona del Barrio de El Puente en su día.
Era el último día de la novena en honor a la Virgen del Carmen. Con la suspensión conocida de la procesión, la hermandad convocó a los devotos a una misa en la aledaña Plaza de ‘Las Graillas’. Se buscó ese espacio para acotar la entrada de asistentes. Todos los feligreses debían de entrar por las escalinatas de enfrente de la iglesia, donde dos hermanos ofrecían gel hidroalcohólico para las manos.
En todo momento se controló el aforo, no más de 200 personas, y se pedía el uso obligatorio de mascarillas. Las sillas se separaron un metro y medio entre ellas ocupando la totalidad de la plaza. El altar se ubicó en el extremo lateral pegado a la calle de ascenso a la Plaza de Arriba. El mismo estaba presidido por la titular, la Virgen del Carmen.
Los asistentes también pudieron ver el nuevo estandarte de esta Hermandad de gloria. El mismo ha sido confeccionado con encajes antiguos y refleja el escudo de esta congregación con el Monte Carmelo como protagonista. Muchos feligreses aprovecharon para acercarse a la Virgen del Carmen, que como cada año lucía esplendorosa apareciéndose al Santo Simón Stock.
La misa comenzó poco después de las 21 horas. El consiliario de la Hermandad, Juan Carlos Moreno, avanzó la novedad de esta eucaristía y la necesidad siempre de pedirle por todos a la Virgen. Moreno se acordó especialmente de los fallecidos por la pandemia y de los profesionales que hoy en día siguen luchando contra la enfermedad.
Fue una eucaristía marcada por la escenografía de la misma pero muy sentida por los devotos de esta advocación. Un momento de recogimiento que posibilitó no dejar pasar este esperado día para el Barrio de El Puente. Un 16 de julio diferente pero necesario.
