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sábado, 23 de noviembre de 2024

Loja despide su Semana Santa con un Viernes Santo completo con más de 16 horas de procesiones en la calle

Desde las 10 horas de esa jornada y hasta casi las 4 de la madrugada del Sábado Santo, la ciudad se volcó con las cinco Hermandades que cerraban los desfiles del municipio en el retorno de los cofrades tras la pandemia

Fue el día que más brilló el sol y en el cual las temperaturas nos adentraban definitivamente la sensación de la verdadera llegada de la primavera. Para muchos es el día más importante de Loja, y se pudo desarrollar de forma completa. Una jornada larga con más de 16 horas de actos cofrades que saciaron la sed de dos años de parón. 

Los Viernes Santos no comienzan con la apertura de la puerta de la Ermita de Jesús, comienzan bien temprano en casas donde se preparan desayunos y se visten cofrades. Momentos donde la tradición pasa de padres a hijos y donde un gesto puede quedar para la eternidad. Eso se vive también en el desayuno de los Nazarenos, donde los churros que van y vienen dan fuerzas entre abrazos y sonrisas. Ahora eso sí, a las 10 horas todos para el Mesón de Arroyo. Es la procesión antes de la procesión. 

Como si de un relicario se tratara, la Ermita de Jesús se iluminaba, olía, oía y sentía a Viernes Santo. Difícil no, imposible explicar esa sensación que se tiene al entrar este día en tan santo lugar. Entorno a Ellos una marea de sentimientos les anuncian el inicio de la procesión que siempre forma Santa Marcela. Luciendo rosas y flores blancas, la Santa sigue rejuveneciendo con su pañuelo abierto al viento. 

Los tambores Puches acordonaron la avenida para recibir ‘al mejor de los nacios’. Primero, abriendo paso y protegiéndolo, apareció San Juan. Tintineo de campañillas de su bella palma y gesto que marca el camino. Tras él, Él, el Nazareno. Momento emotivo cuando la luz baña su rostro. Tras las primeras notas del Miserirere y la saeta ya tradicional del ‘Calero’, se homenajeo al hijo de éste por su último año de póstor. Antonio Moreno recibió una horquilla de manos de sus hermanos y un cuadro del Hermano Mayor, Enrique Muñoz, que se estrenaba en el cargo dentro de una procesión. 

Los tambores de las Angustias comandaban ahora el cortejo justo tras la Santa Vera Cruz. Orgullo de jóvenes horquilleros que se inician en este mundo. También hubo homenajes en la Virgen de las Angustías, en este caso a José Antonio Ortiz ‘Fandila’ que se despide como horquillero. Tas ello la Reina del Mesón de Arroyo salió a la calle. Contó con las saetas de Lourdes Martín y Antonio Moreno ‘El Calero’. La acompañó un año más la Banda Amigos de la Música de Huétor Tájar. 

Los golpes conjuntos de las corrías de los Incensarios de cada Hermandad y los Blancos fueron muy esperados. Entorno a ellos se encontraban veteranos y nobeles participantes de esta tradición pendientes de cada movimiento y cante. Como siempre es una de las imágenes irrepetibles de nuestra Semana Santa. 

Del recorrido hay mucho que contar al ser esperado su paso por el Ayuntamiento y curva de subida por la Cuesta de la Posailla. Se entonó los himnos de cada uno comandados por el Ampliu, el Miserere y el Stabat Mater, perfectamente interpretados por la Banda de Música de Loja. Abarrotado paso por el Barrio Alto con las Cuatro Esquinas como tribuna paralela. El Encuentro volvió a mostrar una Carrera repleta. El paso por el Puente, la estrechez de la calle Sin Casas y el regreso por la Calle Real, momentos finales antes del baño del regreso. Un Mesón de Arroyo repleto, como hace que no se recuerda, despidió la Estación con la siempre emocionante ‘Corriílla’. 

La Iglesia la Encarnación abría por última vez sus puertas para conmemorar la muerte de Jesús. Era la procesión del Entierro de Cristo la que cerraba el día y la semana. Respeto para dos Hermandades que han sabido reponerse como todas y crear devoción como ninguna. 

Ni que decir tiene la importancia que este año tenía ver al Cristo de la Salud en la calle. Esa que tanto nos ha faltado le pedían los lojeños a este bello crucificado que preside el mayor templo del municipio. Justo Solís, Naveta de Honor y veterano póstor de nuestra Semana Santa, dio las ordenes de unos horquilleros que portan un trono que brilla como la luz. Su paso fue acompañado por sus propios tambores. Penitentes de capa azul y farol lo estuvieron a su lado en su caminar. 

Tras Él, el muñidor pedía respeto para la llegada del féretro de Jesús. Penitentes de negro con capa blanca estrenaban escudo. El sepulcro llegó con música de capilla de miembros de la Banda de Música de Loja. Sobriedad en el paso de los horquilleros del Entierro de Cristo. 

Las mujeres de negro y mantillas comandaban la comitiva en el siguiente tramo. El cuerpo de ciriales anunció la salida del gigante trono de la Soledad. Más de cuarenta horquilleros volvían a ser sus pies en tan esperado momento. Buen hacer en todo el recorrido destacando la levantá a pulso en la zona de tribuna. 

El cortejo se lució en la curva del Ayuntamiento con cuesta de la Posailla y en Barrio Alto con el golpe de los Incensarios. Este año se invitó a las corrías de la mañana. La comitiva se encerró solemne con la oscuridad de las calles y el rezo final del consiliario. Fue el punto final a una noche que parece que todo concluye pero que empieza con una Resurrección que por ahora en Loja se conmemora en los templos y no en la calle. 

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