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miércoles, 27 de noviembre de 2024

El lojeño David Gómez Comino recopila en un libro los ingenios hidráulicos que ha tenido Loja a lo largo de la historia

La publicación incluye un total de 61 estructuras movidas por la fuerza del agua, como molinos, almazaras, batanes y martinetes, que servían para fabricar harina, papel, aceite, tejidos y hasta chocolate

La Fundación Ibn al-Jatib de Estudios y Cooperación Cultural ha editado una nueva publicación, obra del arqueólogo lojeño David Gómez Comino. El investigador presenta ‘Ingenios hidráulicos del término municipal de Loja. Evolución histórica y socioeconómica’, un completo catálogo de molinos de harina, almazaras, batanes, martinetes, fábricas de luz y de papel y en general, de todas las ruinas que, a lo largo de la historia, sirvieron para extraer rendimiento de la fuerza motriz del agua y que son unas grandes desconocidas para la población lojeña.

Según el autor, en la publicación se incluyen 61 ingenios repartidos por todo el municipio y que servían para labores tan diferentes como la fabricación de harina, papel, aceite, tejidos y hasta chocolate. Este catálogo ha sido fruto de un ingente trabajo de investigación que Gómez ha desarrollado consultando archivos, contactando con investigadores y también con personas que han sido o son propietarias de molinos. Una tarea que ha sido complicada porque, según apunta, “los ingenios han ido cambiando con los años de propietarios y de nombre, y eso ha complicado su estudio”.

Tal cantidad de ingenios da cuenta de la importancia que siempre ha tenido el agua en Loja, también como fuente de energía desde tiempos medievales. La investigación abarca ingenios establecidos desde finales del siglo XV hasta nuestros días.  Según el autor, su repaso histórico permite ver que “el crecimiento del número de molinos iba asociado a un aumento de la población”. 

Entre otras cuestiones, el autor explica que los molinos no se construían en las inmediaciones del río Genil “porque se desbordaba, por lo que se instalaban en afluentes como el río Frío o el Manzanil”. Los de aceite “eran muy escasos y tenían mala fama porque eran muy sucios y producían aceite de mala calidad”. Y los ingenios que se utilizaban para la industria textil se solían colocar al final del río “para no contaminar el resto del cauce, aunque eso no siempre se cumplía”. 

El trabajo de David Gómez es fruto de una beca por un periodo de cuatro años otorgada por la Fundación Ibn al-Jatib, tal y como explicó en la presentación del libro el concejal de Cultura, José Antonio Gómez. Los primeros pasos de esa investigación se pudieron ver durante varios meses en una exposición en el Museo de la Alcazaba titulada ‘Por la fuerza del agua’, con un repaso, a través de paneles y obras de arte, de la importancia histórica que tuvieron los molinos en el municipio, tal y como recordó el edil de Cultura.  

Por su parte, Rosana Cansino, conservadora del Museo, abundó en el extenso curriculum de David Gómez, destacando su participación en numerosas campañas arqueológicas realizadas en el municipio. Del autor también destacó su “constancia y tesón” a la hora de recopilar  en una publicación todos los ingenios hidráulicos que ha tenido Loja. Una “aventura de investigación histórica” que, recordó, empezó hace muchos años” y que viene a “difundir estos elementos que forman parte del patrimonio etnográfico del municipio”.  

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