Ya pasó el Carnaval, donde, como no podía ser de otra forma, recibimos un repasito que, si bien consideramos en algún punto hiriente, no por mí sino por insultar a 614 de sus vecinos que nos han votado, asumimos como riesgo inherente al desempeño de funciones públicas.
Hemos visto cómo desde la izquierda caviar de Loja, no se lo han tomado igual. La piel fina de la izquierda más progre y retrograda se ha visto ofendida, como así delataba alguno de esos que pontifican desde copa de balón con panfletos que aburren a las piedras y que llevan toda la vida dependiendo directa o indirectamente del dinero público.
También hemos podido observar cómo algunas de las concejales de la PSOE, también alguna de ellas subvencionada, no podía ser de otra forma, reían a carcajada limpia, con la quijada desencajada, cuando desde detrás de una máscara, se hacía escarnio de mi persona y de nuestro grupo político. Después no se me enfaden cuando les diga, sin careta y a la cara, que pactan con golpistas y etarras, o que ponen en la calle a violadores y pederastas, mientras reciben pasta pública a espuertas para que después, desde sus lobbies feministas, también subvencionados, aleccionen a nuestras niñas de cómo deben teñirse las axilas.
Empieza el circo, como cada año por estas fechas, llega el día más esperado por nuestras sonrientes odiadoras. De fúnebre recuerdo el de aquel 2020, que propició el contagio descontrolado de un país entero, pero ¿cómo iban a quedarse en casa sin vociferar lo malvado que es el hombre, sacando de paseo el letal virus? Letal virus en distintos sentidos, pues ellas, defensoras de la ‘charía’, nos quieren imponer su ‘charocracia’, aunque sea a costa de beneficiar a más de mil violadores y pederastas y excarcelar a más de un centenar de estos depredadores, por el capricho legislativo de las radicales purpúreas.
Igualmente ha sido criticada nuestra ausencia en la celebración del día de Andalucía. No pretendan que VOX comulgue con ruedas de molino. Entre la historia que no cuentan y la infamia que se inventan, llevan más de 40 años adoctrinando en nuestros colegios a favor de un nacionalismo autonómico que no existe ni existió, alimentado por el PSOE y ahora por el PP de Juanma Moreno, que contemplaba el busto de Blas Infante como si de una aparición mariana se tratase. Un falso nacionalismo autonómico que sirve para sustento de los muchos políticos que viven gracias al régimen andaluz, como por ejemplo la Delegada de la Junta, que con ahínco me criticó y que cada día recoge un chofer en la puerta de su casa, normal que quien se lleva una pasta acuda a los actos del régimen que le paga. Con nosotros que no cuenten.
El Partido Popular sabemos que se presta a participar en cualquier espectáculo. Para ellos, como titulaba la canción de Celia Cruz, la vida es un carnaval. Ellos no tienen problema alguno en cambiar de careta un día sí y al otro también. Un día te sacan a la calle a protestar contra Puigdemont y al siguiente se van a Bruselas a pactar con él. Un día te dicen que están a favor de los agricultores y al siguiente votan con los socialistas europeos a favor de la Agenda 2030. Un día dicen que el PSOE está dando un golpe a la Constitución y al siguiente votan con ellos modificarla para discriminar al hombre, vulnerando así la igualdad por la cual se manifestaron. Ellos tienen una careta para cada día.