Descarga gratuita del PDF del periódico

jueves, 26 de diciembre de 2024

Las obras en la calle Monsálvez sacan a la luz restos humanos de enterramientos medievales

Se trata del primer hallazgo de sepulturas musulmanas fuera del recinto de la Alcazaba

Cartel "roscos Chirigoteros", De Palma Pajarón.

Las obras de mejora que se están ejecutando en la calle Monsálvez de Loja han sacado a la luz restos arqueológicos de elevada importancia para la historia de la ciudad. Se trata de restos humanos correspondientes a enterramientos realizados en la época medieval, los primeros que aparecen fuera del recinto de la Alcazaba. En este caso, se localizan en el sector más alto de la maqbara andalusí, cementerio de la medina, que se extendía extramuros de la ciudad, aproximadamente desde donde hoy se encuentra la plaza de la Victoria hasta el Palacio de Narváez. Este hallazgo indica que la superficie de enterramiento se extendía también por la ladera del barrio Alto. 

La dirección de esta intervención arqueológica corre a cargo de Juan Alonso Sánchez, director del área de Cultura y también arqueólogo. Según explica Sánchez, se trata de una intervención que se deriva en dos: por un lado la documentación de las cuatro inhumaciones que aparecieron casualmente cuando se excavó la zanja que se hizo para modificar el saneamiento de la calle; y otra intervención concreta en la zona de zanja que aún estaba por hacer. 

“No es una excavación arqueológica como tal, sino un control de movimiento de tierras que conlleva la presencia física del arqueólogo, para constatar que no se producen daños sobre los restos arqueológicos, para documentar lo que sale y devolver la normalidad al barrio lo antes posible”, afirma Sánchez, quién puntualiza que es “una actividad de urgencia, de gestión, cuyos resultados tienen un valor histórico y científico muy importante para la ciudad”. 

Las cuatro fosas aparecidas en primer lugar están dispuestas en serie. “Son inhumaciones excavadas directamente en la roca madre, compuesta por caliza oncólitica. Se ve una secuencia rítmica, con una orientación común en todas ellas: la cabeza al noroeste y los pies al sureste”, detalla.

  Con estos datos, y teniendo en cuenta que no se encontraron restos óseos in situ ya que habían sido movidos, no era posible establecer una fecha aproximada de las estructuras funerarias encontradas. Se abrían así dos hipótesis: que fueran enterramientos neocristianos del siglo XVI vinculados a la iglesia de Santa Catalina; o que se trataran de enterramientos medievales, puesto que en el mundo islámico las necrópolis se instalaban a las puertas de la ciudad, a uno y otro lado de los caminos de salida. 

Sin embargo, uno de los restos encontrados, unos huesos pertenecientes a un bebé, han dado la clave para determinar la época concreta de estos enterramientos. Este cadáver infantil, que conserva intacta la parte del tronco, se ubica dentro de la fosa tumbado sobre el costado derecho, mirando al sureste, hacia la Meca. “Ese bebé recién nacido nos da una información preciosa sobre la datación del conjunto”, explica Sánchez, quién determina que “se trata de un enterramiento medieval, situado en concreto en el punto más meridional de la extensión de la necrópolis de la ciudad”. 

El arqueólogo descarta que se trate de enterramientos cristianos puesto que diversos escritos hablan de la existencia de un carnero ubicado en la calle Marqués de Sales, denominada antiguamente como calle Panteón. “Si vinculamos ese dato toponímico con las descripciones que el archivo da sobre la situación aproximada, al oriente de la iglesia de Santa Catalina, del carnero cristiano de en torno al siglo XVI, se llega a la conclusión de que realmente no estamos en el cementerio cristiano de la ciudad”. 

Juan Alonso Sánchez precisa además que “si fueran tumbas cristianas supondría serían de un muy primer momento inicial de la ocupación cristiana cuando el lugar no había sido urbanizado plenamente, porque es impensable que con este sector urbanizado se instale aquí un cementerio, además de que la orientación de las tumbas no respeta para nada la trama urbana de las calles”. 

Tras la documentación de estos restos, con la ayuda de dibujos y fotografías, serán consolidados y posteriormente trasladados previsiblemente al museo histórico de la ciudad, situado en la Alcazaba de Loja. 

Por su parte, el concejal de Obras y Servicios, Antonio Ramón Molina, puntualizó que las obras han estado paradas un mes y medio en la zona de la intervención “aunque afortunadamente la respuesta ha sido rápida”. En este sentido, destacó el trabajo de Juan Alonso Sánchez tanto a la hora de redactar el proyecto de actuación que se ha presentado como en la ejecución los trabajos arqueológicos. Según Molina, los trabajos avanzan a buen ritmo y concluirán en torno a junio, siguiendo los plazos previstos del Programa de Fomento del Empleo Agrario (PFEA) en las que se enmarcan. 

Por último, la concejal de Cultura, Consuelo Bueno, destacó la importancia de los restos hallados, al tiempo que pidió disculpas a los vecinos por la demora de las obras que ha provocado la intervención arqueológica.

TE PUEDE INTERESAR

Deja un comentario