Un año más, decenas de amantes del parapente se dieron cita en Loja para disfrutar de la XI Concentración de Vuelo Libre que tuvo lugar el pasado fin de semana. Esta edición, desarrollada en la Venta del Rayo, contó con la participación de un total de 135 pilotos, procedentes de Andalucía y otro puntos tanto de la geografía nacional e internacional. Las estaciones de Loja, tanto la de Levante como la de Poniente, volvieron a destacar por sus buenas condiciones. Además, se pusieron de relieve las buenas comunicaciones que existen entre las zonas de despegue y el aterrizaje.
Los organizadores, la concejalía de Turismo y el Club de Vuelo Libre de Loja, hacen un balance “positivo” de esta XI concentración. “Nos ha sorprendido finalmente el número de inscritos porque las condiciones meteorológicas que anunciaron los días previos al evento eran nefastas”, apuntó la titular de Turismo, Hilaria Muñoz. Finalmente, el tiempo respetó y permitió los vuelos durante los tres días del evento. El sábado y el domingo hubo condiciones de Poniente, el mejor despegue que pueden hacer los pilotos.
Aparte de las 135 personas inscritas, otras muchas acudieron al anejo lojeño a pasar el día y ver los parapentes volar “por lo que esa cifra es mucho mayor”, apunta Muñoz, quien subraya que existe un gran hermanamiento y familiaridad entre los participantes. “Se crea un vínculo muy importante, además de que les gusta compartir su afición con el resto de personas. Es muy gratificante”.
En la misma línea se pronunció el presidente del Club de Vuelo Libre de Loja, Juan Manuel Jiménez, quien destacó la importancia de este tipo de concentraciones “ya que enriquecen los vínculos entre las diferentes comunidades de practicantes de este deporte”. En los cinco años que lleva en marcha este club, el número de socios se ha visto incrementado de forma considerable, sumando actualmente a 25 pilotos, sin contar a los acompañantes de los mismos.
El presidente del Club de Vuelo Libre de Loja añadió que en España hay “más miedo” a practicar este deporte que en otros países europeos, por lo que recomienda a todas aquellas personas que deseen probarlo que comiencen experimentando en “tándem”, es decir, volar con un piloto en lugar de hacerlo sólo desde el principio.
Por su parte, el tesorero del club, Rafael Sancho, animó a la práctica este deporte afirmando que “no hay una palabra que describa la sensación de volar”, y que “una montaña rusa puede dar más miedo”. Sancho explicó, por otra parte, que la estación de Venta del Rayo supone un emplazamiento muy importante para Loja, ya que la sitúa en el mapa como uno de los principales referentes de los seguidores de este deporte.
Charlas técnicas, animación para niños, actuaciones, exhibiciones de aves rapaces y de aeromodelismo, talleres… Son algunas de las actividades que se desarrollaron paralelamente durante los tres días del evento. Según la organización, este año se había preparado la concentración con vistas a rellenar todos los huecos de horas en las que no se puede volar, “algo muy atractivo para los pilotos y para el público en general”. Mucha gente se desplazó el sábado y el domingo atraídos por estas actividades.
Como en años anteriores, se habían previsto varios premios para los pilotos participantes. Se volvió a convocar el concurso de distancia que reconocía al piloto que consiguiera acumular el mayor número de kilómetros de vuelo. El premio: una noche en el hotel Barceló La Bobadilla.
Además, se convocaron los premios diana, para los pilotos de parapente y paramotor que consiguieran aterrizar en una diana con las mismas características que se exigen en las pruebas de la Federación; y también tuvieron premio las tres mejores fotografías aéreas de la concentración.
En definitiva, Loja volvió a convertirse un año más en un referente internacional, por méritos propios, por sus buenas condiciones, de la práctica del Vuelo Libre.