Uno de los días más señalados por los amantes de la Semana Santa de Loja es el Miércoles Santo, que tiene como protagonista el emotivo y espectacular desfile procesional de la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas. Casi doce horas dura su estación de penitencia, la más larga de la Semana Santa lojeña, en la que visita los distintos barrios de la ciudad.
En cuanto a esta imagen, se trata de un Nazareno, obra de Domingo Sánchez de Mesa, tallado en torno al año 1940. Es, sin duda, una bellísima imagen de talla completa, que bebe del clasicismo de los grandes maestros de la escuela granadino del siglo XVII. Con rostro de nariz aguileña, cejas fruncidas, dolor contenido y barba bífida al más puro estilo barroco clásico. Su túnica tallada en tonos marrones, con brocados dorados queda plegada a las piernas, dejando intuir su anatomía como si de un fino velo se tratara.
La imagen de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas reproduce el momento en el que Jesús es cargado con una cruz sobre su hombro y emprende su camino hacia el Gólgota. Sus cuarenta horquilleros portan a Jesús en ese duro caminar que no se queda en su muerte, sino que es la “Hora del que el Hijo del Hombre sea Glorificado”. Su muerte será para nosotros la Salvación.
Este año destacaba el estreno de su nueva corona de espinas, que ha sido realizada por el imaginero sevillano Fernando Aguado.
Con adelanto incluso sobre la hora prevista, unos minutos antes de las 18.30 horas y en otra tarde soleada y calurosa, las pesadas puertas de la portada principal de la Iglesia de la Encarnación se abrieron para permitir la salida de la talla esculpida por el granadino Domingo Sánchez Mesa. Comenzaba entonces el esfuerzo de los 40 valientes horquilleros que portan a su Titular en su duro y largo caminar.
A pocos metros de su salida, en la plaza de la Constitución, la imagen recibía el primer ‘golpe’ de incensarios ante la atenta mirada de cientos de lojeños que se concentraban en el lugar. Tras el paso por tribuna, al son de una marcha interpretada por la banda de cornetas y tambores ‘Flor entre espinas’ de la ciudad, el desfile dirigía sus pasos hacia su primer destino destacado: la subida a la ermita del Calvario por un camino de piedras casi intransitable donde una hilera de antorchas alumbraba el camino de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas. Desde la ermita se podían apreciar todos los lugares que le quedaría por andar a este bello nazareno.
Tras una complicada bajada, la estación de penitencia llevó a la Real Cofradía a visitar tres templos situados en sendos puntos cardinales de Loja. En ellos se produjeron los tradicionales ‘encuentros’, con la Virgen de los Dolores en el barrio de San Francisco, con la Virgen de las Angustias en el Mesón de Arroyo, y con la Esperanza en la ermita de San Roque.
Tras casi doce horas en la calle, la Imagen se ha encerrado en su sede canónica alrededor de las seis de la madrugada, dejando tras de sí un Miércoles Santo espectacular.