Es uno de los problemas que tiene Loja en la actualidad, y que está lastrando su potencial de desarrollo económico. La ciudad no dispone hoy día de extensas superficies, acondicionadas adecuadamente, donde puedan instalarse empresas para generar actividad productiva y, por ende, crear empleo. Y todo ello a pesar de tener una situación geográfica privilegiada y estratégica en el conjunto andaluz, con la cercanía de puertos como el de Motril o el de Málaga y con infraestructuras de comunicación como la autovía A-92, el ferrocarril convencional o las futuras conexiones de la Alta Velocidad y el Corredor Mediterráneo.
Por todo ello, el Ayuntamiento está estudiando las vías y proyectos más idóneos para garantizar nuevas zonas industriales. “Estamos iniciando las gestiones oportunas para que aquellas empresas que tengan la intención de aumentar sus instalaciones y generar nuevos puestos de trabajo puedan hacerlo con todas la garantías legales y técnicas que les pueda dar el ayuntamiento”, explica el alcalde de Loja, Joaquín Camacho.
Las miradas hacia el futuro desarrollo industrial de la ciudad se dirigen hacia Cuesta La Palma. En esta pedanía lojeña se encuentran dos grandes superficies que tendrían que haber acogido ya dos macropolígonos: el de la Piedra y el parque Agroalimentario. Sin embargo, años después y tras no pocas polémicas y contratiempos, ninguno de los dos proyectos se ha hecho realidad.
El Polígono de la Piedra se había ideado para acoger a empresas especializadas en mármol y piedra. Hoy desde la autovía sólo se ve una gran estructura de hierro que iba a acoger a la compañía Tino Stone Group y pocas naves industriales más. El solar pertenece a una entidad financiera, por lo que el Ayuntamiento no puede disponer de él sin antes llegar a un acuerdo. Sin embargo, el alcalde no renuncia al proyecto y ha anunciado su intención de retomarlo.
Justo en frente de esta superficie, al otro lado de la A-92, otro extenso terreno espera ser ocupado. Debería haber acogido el parque Agroalimentario de Loja, que plantearon hace unos años la Junta de Andalucía y el Consistorio. Para desarrollarlo, se constituyó una empresa pública participada al 51% por el ayuntamiento lojeño y al 49% por el Gobierno andaluz. El primero debía poner los terrenos (pertenecientes al patronato de San Ramón y San Fernando, con el que se firmó un convenio), y la otra parte el dinero para su desarrollo.
En el anterior mandato, el Gobierno local hizo propuestas para enriquecer el proyecto. “Parques agroalimentarios hay muchos en Andalucía, por lo que buscamos un elemento diferenciador. Propusimos a la Junta que el polígono estuviera especializado en agricultura ecológica”, apunta Camacho. La idea fue bien recibida por el Ejecutivo andaluz, pero la falta de dinero impidió que siguiera adelante.
La empresa está inmersa en la actualidad en fase de liquidación por los costes que genera. A pesar de ello, el Gobierno municipal no renuncia al proyecto. “Renovamos nuestro compromiso para garantizar que ese parque se desarrolle finalmente. El Ayuntamiento ha cumplido, ha puesto los terrenos, ahora la Junta debe poner de su parte para que el proyecto continúe”, afirma Camacho.
A la espera de que el parque especializado en agricultura ecológica salga adelante o se quede en agua de borrajas, el Consistorio quiere que parte de ese terreno pueda convertirse en suelo industrial para empresas de otros sectores. “Estamos estudiando la viabilidad económica y jurídica de planes subvencionados por fondos europeos para dar respuesta a esta necesidad imperiosa que tiene el municipio”, concluye el primer edil lojeño.