La Guardia Civil ha investigado a un cazador malagueño, un vecino de Archidona de cuarenta y seis años de edad, como presunto autor de un delito relativo a la protección de la flora y la fauna tras disparar y abatir un águila perdicera, que está incluida en el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas como especie vulnerable a la extinción, en un coto de caza de Loja.
El águila fue abatida el pasado día 27 de agosto y su muerte fue denunciada por el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA) ante el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil de Granada, y el Equipo de Policía Judicial Medioambiental se hizo cargo de la investigación.
El ejemplar abatido, de nombre “Nicasio”, había sido marcado el pasado día 7 de mayo en su nido de Loja con un emisor GPS dentro de las acciones del proyecto Aquila a-Life en Andalucía, proyecto en el que participa el GREFA en colaboración con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la Junta de Andalucía y Soul Natura.
En su denuncia el GREFA especificó que los datos que aportaba el GPS del águila indicaban que el animal se encontraba flotando en la cola del pantano de Iznájar, cerca de un puente de la carretera A-333.
Una patrulla del Seprona de Loja consiguió localizar el dispositivo GPS flotando en el pantano, pero no el águila.
Mientras tanto los agentes del Equipo de Policía Judicial Medioambiental habían seguido la ruta trazada por el GPS del ejemplar abatido, sobre todo los puntos que se sitúan entre las 11:53 y las 12:23 horas del día 27 de agosto, que son los que muestran que había ocurrido un incidente con el animal, y concretaron que la muerte se había producido en un coto de caza de Loja y localizaron, además, dos puntos en los que había plumas de águila perdicera, uno junto a un puesto de caza de dicho coto y otro junto al lugar donde los cazadores estacionan sus vehículos.
Las pesquisas posteriores de la Guardia Civil consiguieron identificar al presunto autor de los disparos y este, al saberse identificado, se presentó voluntariamente en las oficinas del SEPRONA de la Comandancia de Granada y confesó que disparó al águila accidentalmente y que al comprobar que el ave llevaba colocado un emisor GPS, se lo quitó y lo arrojó al pantano de Iznájar y después tiró el ave a un contenedor de basura.
En esta operación han colaborado con el SEPRONA agentes de medio ambiente de Andalucía, agentes y un guía de perros de la Agencia de Medio Ambiente y Agua (AMAYA), y un celador forestal de la Junta de Andalucía.