Ayer se escucharon en Loja las primeras sátiras de los incensarios en este 2023. Fue durante la procesión Nuestro Padre Jesús en el Huerto y Nuestra Señora de la Esperanza, que realizó su Estación de Penitencia en la tarde-noche del Martes Santo. Había muchas ganas en esta joven cofradía tras no poder salir a la calle el año pasado a causa de la lluvia. Este año sí pudo ser, y además con un tiempo muy agradable que permitió a los cofrades quitarse la espinita.
Desde antes de la salida oficial a las 18:50 horas, a las puertas de la Ermita de San Roque se agolparan cientos de lojeños para ver la salida del cortejo, que dirigió sus pasos por el barrio Alto y el Centro Histórico de la ciudad.
La Cruz Guía salía puntual del templo de cantería, aunque la formación del cortejo acumuló cierto retraso en los primeros pasos.
Jesús en el Huerto recibía el fervor de los lojeños a la puerta de la ermita, donde también se cantaban las primeras saetas y se escuchaban a los Niños Seases. Tras el trono de Jesús, el de los Apóstoles Santiago, San Juan y San Pedro. El acompañamiento musical fue de la banda lojeña Flor Entre Espinas.
Seguidamente, llegó la complicada salida de Nuestra Señora de la Esperanza que, debido a las escasas dimensiones de la puerta de la ermita obligan cada año a los horquilleros a redoblar sus esfuerzos, al desmontar el palio del trono y luego volverlo a colocar, una vez que la Virgen estuvo en la calle. La Banda ‘Amigos de la Música de Huétor Tájar’ puso sones a la Esperanza.
A partir de ahí y, tras el primer golpe de incensarios, llegó la bajada por la empinada y estrecha calle Nueva San Roque, el paso por el Túnel o la siempre espectacular bajada por la calle Tamayo, antes de su llegada al centro de la ciudad, con un importante retraso al paso por Tribuna sobre el horario previsto –en torno a una hora- y afrontar su vuelta al barrio Alto hasta la Ermita de San Roque, ya de madrugada.
