Sobre una superficie de 500 metros cuadrados se asienta un nuevo restaurante en Loja, se trata de Atracón Express que une un nuevo establecimiento a los dos que ya mantiene en esta ciudad y en la vecina Huétor Tájar.
Bajo las premisas que su propietario, Francisco Ruiz Cantano, mantiene desde la apertura de su primer negocio, es decir la conjunción de productos de primera calidad, elaboración cuidada, raciones suculentas y precios muy competitivos, ahora incorpora un plus que se basa en el confort, amplitud, calidez y belleza en las dependencias de uso público, tales como zona de despacho, entrada, bar, comedores y servicios; y una zona de trabajo, compuesta por almacenamiento, preparación de productos y cocinado de los platos que integran su carta, que goza de unas características técnicas e instalaciones inmejorables. No en vano el amplio local que ocupa casi todos los bajos del edificio sito en la plaza Mirador del Genil, junto a la avenida Pérez del Álamo, se divide prácticamente al 50% en los dos ámbitos: zona de trabajo y de atención al público.
Según explicaba anoche este empresario lojeño, con larga experiencia ya en el sector y con algunos premios internacionales que jalonan su vida profesional, se trata de un proyecto que viene gestando desde hace cinco años, siendo ya en los últimos diez meses cuando se ha materializado con un intenso ritmo de trabajo.
Por lo que respecta al proyecto arquitectónico y decorativo la sido elaborado por el Estudio Moreno Fernández, siendo Javier Moreno, Loles Raya, ambos arquitectos, y el decorador Carlos Sola, quienes han plasmado sobre plano y alzado en la realidad las ideas de Francisco Ruiz, teniendo muy en cuenta su experiencia en sus otros dos establecimientos, y han configurado un espacio moderno pero sin estridencias, acogedor, cálido, diáfano, lleno de luz y magníficas vistas hacia la ribera del río Genil y cómodo para sus clientes. Para ello han utilizado maderas profusamente, combinándolas con otros elementos hasta alcanzar un nivel de belleza muy elevado.
Así mismo, los técnicos han tenido muy en cuenta la sonorización del local, hasta el punto de que, incluso con un comedor lleno de comensales, el umbral de ruido es muy bajo y permite mantener una agradable conversación sin tener que alzar la voz ni oir las charlas de las mesas vecinas. Algo muy importante cuando se trata de pasar un buen rato en compañía de familias, amigos o comidas de trabajo.
Francisco Ruiz afronta este nuevo reto con ilusión y asegurando a los lojeños que siguen siendo “los de siempre, aunque haya cambiado algo el escenario, ofreciendo nuestros productos con el mayor deseo de satisfacer a nuestros clientes” y deseando continuar con una clientela que “es la que me ha llevado a impulsar este nuevo proyecto, para estar a la altura de lo que se merece”, apostilla el hostelero.
Sobre los servicios que mantendrá no duda ni un momento en seguir apostando por el reparto a domicilio “que ha sido y es el alma de mi negocio” aunque ahora con unas mejores y más amplias instalaciones para quienes prefieran degustar sus platos en el propio restaurante, pero él tiene claro que su comedor no es sólo el que ofrece en su nuevo establecimiento, sino que “es toda Loja”, en referencia a la importancia que tiene para él el reparto y venta para llevar a casa.