Que la raza ovina lojeña gusta en el exterior y es cada vez más demandada ha dejado ya de ser novedad y noticia. El proyecto que comenzó hace ya 14 años, con la voluntad de recuperar esta raza autóctona, ha ido dando sus frutos y ha permitido que durante todo este tiempo se haya ido aquiriendo una dimensión social y económica muy importante.
Y es que el sector ganadero ha entendido que la recuperación de esta raza, que ha estado en peligro de extinción, iba a ser clave en el desarrollo económico y ganadero del municipio.
La creación de la Asociación de la Raza Ovina Lojeña, la cooperativa en producción ecológica del cordero lojeño ‘Covecol’, así como la sala de despiece o la celebración de Ecoloja y la Feria de Ganado, han sido algunos de los aspectos claves para dar ese impulso necesario y que se pudiera ver en todo ello claras perspectivas de futuro.
Ahora, esta raza y todos los productos que se pueden obtener de la popularmente conocida como oveja ‘rabúa’, han suscitado el interés de no pocos ganaderos, que han sabido ver sus excelencias.
La última demostración se ha producido esta misma semana, en la que una ganadería extremeña ha adquirido medio centenar de ejemplares de esta raza autóctona, criada en ecológico en el Poniente Granadino, mayoritariamente en Loja y Alhama. A esta cifra se ha sumado un carnero, todos ellos catalogados en el libro genealógico de la raza autóctona.
Todos ellos eran propiedad de Antonio Ramón Molina, un ganadero que fue, precisamente, uno de los pioneros e impulsores en la recuperación de esta raza. Él fue uno de los primeros en ver el futuro que podía tener de cara al desarrollo económico y ganadero del municipio. Y tras él, otros muchos, que hoy forman la Asociación de la Raza Ovina Lojeña y son socios también de la cooperativa ‘Covecol’ supieron continuar ese trabajo que, hoy día, hace que esta raza sea una de las más demandadas.
Esta nueva exportación de ejemplares, en esta ocasión a Badajoz, y, en concreto, a la localidad de Zafra, ha sido posible, según señalaba el propio Molina, “tras la última edición de Ecoloja, en la que una joven ganadera se interesó por nuestra raza y tras una serie de conversaciones, me ha convencido para venderle la selección que tenía y con la que empecé a trabajar hace ya catorce años”, señala. Eso sí, el ganadero lojeño se ha reservado varios ejemplares, con los que seguirá trabajando.
Y es que no es la primera vez que ganaderos de otros puntos de España se interesan por trabajar con este animal, pues, con anterioridad, ya se había vendido desde Loja otra partida de varias decenas de esta raza autóctona, en concreto a Valencia.
Molina añade que “ya son muchos los ganaderos que dentro de la asociación están trabajando en equipo y han establecido las bases para que esta raza se siga desarrollando como uno de los recursos ganaderos más importantes de Andalucía”.
El ganadero lojeño, concejal también desde hacer años en el Ayuntamiento de Loja, destaca las virtudes de la raza. Y es que la oveja ‘rabúa’ destaca “por tener una morfología muy adaptada al terreno, a la sierra de Loja, es muy rústica, responde muy bien a cualquier tipo de pastos, come muy bien y se adapta perfectamente a las condiciones extremas de calor y frío”. Se trata de un animal de un tamaño pequeño y ágil, con una peculiaridad propia de esta raza, “y es que tiene muchos colores, además de un hueso fino, una frente recta y limpia y rabo largo”.
En cuanto a su constitución, la ventaja que tiene es que “al tener poco hueso, esas pérdidas las incorpora a la producción de carne, lo que también supone una importante ventaja a la hora de presentarla al consumidor”, destaca Molina, quien también añade que la raza ovina lojeña ofrece una carne muy rica, con un gran sabor, gracias a las plantas que come, “lo que incluso hace que no sea necesario añadirle ningún tipo de hierbas aromáticas. Es, sin duda, un producto muy exquisito”, sentencia.
Para Antonio Ramón Molina, esta nueva partida que ha salido fuera demuestra que “esto tiene futuro e interés, así que hay que seguir trabajando y conseguir sacar el máximo rendimiento al producto con la sala de despiece, las redes de distribución y poner en valor el producto en un mercado adecuado para este producto”.
Reconoció también que el sector ganadero tiene muchos problemas, “por lo que sería indispensable suprimir toda la burocracia que hay en este sector y que muchas veces desespera a los ganaderos y también hay que buscar pastos, pues no hay que olvidar que la sierra de Loja está limitada y hay que ir pensando en nuevos sitios a los que llevar esta raza”. También señaló que sería necesario abaratar los costes de producción y conseguir un mejor precio para el producto en el mercado, además de diferenciarse con un producto autóctono.
Y es que, a decir de Molina, “contamos con todas las bases necesarias para conseguir que en Loja y en todo el Poniente exista una buena vía de desarrollo”. Eso sí, según añadió, hay que conseguir, y es algo en lo que se está trabajando desde la Asociación de la Raza Ovina Lojeña y para lo que será clave la sala de despiece, “que el valor añadido de ese despiece y los beneficios que ello conlleva se queden aquí, en el sector y en la zona y no, como hasta ahora, en las empresas que comercializan este producto”, algo para lo que dijo que es fundamental la unión de los ganaderos y el trabajo de la cooperativa ‘Covecol’.