Tras un pasado profesional que le llevo, desde muy joven, por diferentes negocios de Loja, todos ellos dedicados a la hostelería, en una fecha mítica como el final del viejo milenio un emprendedor Enrique Ruiz abrió, junto a su mujer Rosa Vivas, el Restaurante Alacena. Desde entonces para acá este local referente de la gastronomía local ha mantenido una idea constante: ofrecer los mejores productos y la mejor elaboración a sus clientes, no defraudar a sus visitantes, mantener un punto de encuentro agradable, cómodo y polivalente tanto para quienes desean tomar una copa y un aperitivo como para los que se decantan por una apetitosa comida, y contar con un equipo de profesionales atento y eficaz que dé respuesta en todo momento a las demandas del servicio. Y como no, unos pilotos de la nave siempre pendientes de su negocio y felices de compartir la travesía con sus amigos.
Hoy hace 18 años de su apertura, y en esta jornada especial Enrique y Rosa se sienten muy orgullosos de su clientela, mostrándole de una manera también especial su agradecimiento, aunque quienes los conocen saben a la perfección que ese trato amistoso es norma de la casa día a día. Por ello han decidido mostrar ese cariño invitándoles a una copa brindando por estos 18 ya cumplidos y por los muchos que, seguro que lo consiguen, cumplirán.
Restaurante Alacena es ya un viejo conocido de los amantes granadinos de la gastronomía. Bajo la dirección de Enrique, cada día se refuerza el genuino carácter de su establecimiento, apostando año tras año por abrir nuevas y cuidadas dependencias y manteniendo unos precios muy económicos con una magnífica relación de calidad.
Situado a la entrada al centro de Loja, son muchos los comensales que, desde hace largo tiempo, visitan con asiduidad este local, incluso de otras poblaciones. Nada más entrar, una larga y concurrida barra nos espera para poder deleitarnos con sus aperitivos, gratuitos con la bebida, de cocina recién hechos, y ofrece una carta de platos ajustada pero con variedad. Además de una alta selección de jamones ibéricos y serranos, embutidos y quesos. Se suma a este espacio un amplio y funcional salón que lo mismo acoge a un grupo de amigos o familiares tomando unas cervezas o vinos, que a alguien que desee hacer una comida informal. En uno de sus laterales se encuentra, acristalada, la zona donde se confeccionan las pizzas y pastas, riquísimas, variadas y muy bien de precio.
PLATOS CON EMOCIÓN
Pero lo aconsejable, para disfrutar de un perfecto menú, es adentrarse en el comedor principal, amueblado y decorado de forma muy acogedora, además de con unas magníficas vistas de la Vega del Genil. Su carta mantiene unos valores siempre seguros, aunque Enrique la complementa en cada estación con los productos propios del momento. Para el otoño e invierno ha venido apostando por unas manitas de cerdo con salsa de almendra espectaculares. Tal como dice Enrique, platos contundentes y con matices para vencer los rigores de esas fechas, por lo que su oferta continúa con un rabo de toro delicioso, codillo y sus carnes a la brasa, entre las que se incluyen las mejores piezas de ternera y buey, o un jugoso y aromático cordero de la Sierra de Loja que deberemos haber encargado previamente. Para quienes prefieran pescado, lo primero es preguntar por la carta del día, pues sus propuestas provienen directamente del mercado, con buenos mariscos de las costas cercanas, boquerones, salmonetitos y otras especies de mayor calado que quedan perfectos en la plancha, el horno o en la sartén. Así mismo, dos de los más apreciados por sus clientes son el salmón a la naranja y el rape a la marinera.
En fechas más actuales como la primavera o el recién iniciado verano, las propuestas acogen elaboraciones más fresquitas para vencer los rigores de las altas temperaturas, buenas ensaladas, platos con productos de la rica huerta vecina y especialidades que agradecen el paladar por sus texturas y aromas mediterráneos. A estas propuestas se añaden aquellas que son atemporales, porque una buena carne o pescado no dependen de las hojas del calendario para mantenerse siempre en primera línea.
Todo ello regado con una bodega que da más que suficiente para tan apetitoso rito sensitivo. Si vamos en grupo, tenemos la posibilidad de ocupar un comedor privado, acristalado por algunos de sus costados, para disfrutar del espectáculo de la naturaleza.
ZONA INFANTIL
Se completa la carta de servicios de Alacena con una zona infantil anexa al restaurante en la que los pequeños disfrutan de columpios y juegos bajo la atenta mirada de una cuidadora, mientras papás y mamás toman un aperitivo o encargan la comida que, minutos después, compartirán. También esa zona de juegos infantiles es muy adecuada para la celebración de cumpleaños u otras celebraciones.
En todos los casos, el servicio siempre es atento y rápido, y siempre es aconsejable dejarse recomendar por Enrique las sugerencias del día. Nunca falla.