Bajo el título ‘El cordero lojeño como reclamo gastronómico de Loja’ se celebraron unas jornadas en el Grupo de Desarrollo Rural (GDR) del Poniente Granadino con sede en Loja. La Asociación de Ganaderos Criadores de la Raza Ovina Lojeña recibió una ayuda de la Unión Europea y la Junta de Andalucía, con cargo al Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural para el proyecto ‘Estudio para el cálculo del ciclo de vida de los productos procedentes de la raza ovina lojeña y su difusión’, donde se enmarca esta ponencia.
El acto inaugural contó con la presencia del presidente del GDR, Antonio Campos, quien reflexionó sobre la importancia de trabajar para implantar “la comercialización de los corderos de raza lojeña, así como que el valor añadido del producto se quede en el territorio”.
A continuación, el presidente de la asociación de criadores de la raza ovina lojeña Juan Antonio Moreno se refirió a la tesitura actual que atraviesan los ganaderos e instó a las administraciones públicas a que contemplen a los ganaderos de la sierra “no estrictamente como productores de carne, sino valorar las funciones ecosistémicas que realizan en el territorio rural”, así como la repercusión de esta ganadería para la conservación de la biodiversidad.
Asimismo, el alcalde de Loja, Joaquín Camacho mencionó la importancia de mantener la raza lojeña, como “un reservorio genético y la relevancia de preservar la profesión ganadera que recoge cultura tradicional de este territorio”. También reconoció la labor que hace la ganadería lojeña en la sierra y “la contribución al turismo activo, a la sierra y a la economía del territorio”.
PONENCIAS
‘Casos de éxito de desarrollo territorial vinculado a una raza autóctona’ fue la primera de las ponencias, impartida por Vicente Rodríguez, profesor titular de la facultad de veterinaria de Córdoba, Cátedra de Ganadería ecológica Ecovália-Clemente Mata, e Isabel Muñoz Cobos, veterinaria de la empresa Consultoría Rural, quienes comentaron las oportunidades que brinda un producto autóctono para el desarrollo de un territorio rural. A su vez, se centraron en las posibilidades que ofrece potenciar y fomentar el consumo de corderos de la oveja lojeña.
Los ponentes proyectaron el vídeo divulgativo de las conclusiones del ‘Análisis del ciclo de vida de los productos procedentes de la oveja lojeña’, editado por la empresa Vatoel, por Toñi Rodríguez, con material audiovisual aportado por el presidente de la asociación de criadores de oveja lojeña.
En la siguiente conferencia, titulada ‘Sostenibilidad de la ganadería extensiva’, Vicente Rodríguez, también de la misma Facultad y Cátedra, incidió en la repercusión de las emisiones de gases de efecto invernadero. “La ganadería tiene atribuido el 9% de contribución total de 2022”, según datos del Ministerio de Transición Ecológica. “Se aprecia que el transporte contribuye el 30%”, informó.
Asimismo, puntualizó que existen diferentes tipos de producciones ganaderas: intensiva y extensiva, siendo esta última una manera de explotación sostenible. Discernió sobre la dimensión sostenible como parte la combinación de la dimensión económica, social y ecológica, así como la necesidad de trasladar la importancia de la raza lojeña a la sociedad y en los centros educativos y preservar el patrimonio cultural.
Seguidamente, Carolina Reyes, de la misma Universidad, expuso la ponencia ‘El proyecto de cálculo de huella de Carbono del ovino lojeño’ que se trata de “la primera vez que se hace un estudio del ACV de una población tan amplia de una raza”, ubicada en un territorio tan concreto como es la Sierra de Loja y territorios cercanos.
Explicó la metodología, que recoge el impacto de todos los imputs que entran en la producción de un cordero y las repercusiones que tiene en el medioambiente. “Los datos medios obtenidos de los corderos vendidos de las explotaciones estudiadas han sido 13,7 kilos y 70 días de vida”.
En total, entrevistaron a 29 ganaderías de ovejas lojeñas de las provincias de Granada y Málaga, de las cuales se estudiaron a 27. Se dividieron las ganaderías en tres tipos diferentes, “las que tienen más del 25% de la fertilidad y la prolificidad de la media, otro grupo que tiene menos del 25% de la media y un grupo central”, apuntó. Por lo que se apreció “un menor aporte de gases de efecto invernadero en las ganaderías ecológicas frente a las convencionales”, detalló.
También se observó que las fincas que tienen “más productividad, venta de corderos, como las que tienen menor huella de carbono”, contribuyen con el medio ambiente al ser más eficientes. Carolina reflexionó sobre la importancia de adecuar “la carga ganadera, número de animales en la finca, para ser menos contaminante”.
Como conclusiones, se observó que “el impacto ambiental va a depender del tipo de gestión que se esté realizando, relación inversa entre emisiones y productividad”, por lo que este tipo de iniciativas son “imprescindibles para que el público se sienta orgulloso de tener una raza autóctona y responsable de contribuir para la consecución de los ganaderos que la explotan”, concluyó.