El Martes Santo lojeño estuvo de estreno. La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto y Nuestra Señora de la Esperanza, que realizó su Estación de Penitencia en la tarde-noche de ayer bajo una enorme expectación, presentaba interesantes alicientes este año.
No eran pocos los argumentos para que desde antes de las 19 horas y a las puertas de la Ermita de San Roque, en plena falda de la sierra de Loja, se agolparan cientos de lojeños para ver la salida del cortejo.
Y es que había ganas de ver las principales novedades del Martes Santo lojeño, que este año han estado en el grupo escultórico de los Apóstoles, San Juan, San Pedro y Santiago. Se han incorporado a este trono ocho nuevas imágenes para completar el resto del apostolado, que han sido realizadas en madera de cerro policromadas por el imaginero sevillano Enrique Calero.
Pasados varios minutos de las 7 de la tarde y con el repicar de las campanas del pequeño templo, aparecía la Cruz de Guía. Minutos más tarde, con algo de retraso sobre el horario previsto, el Titular de la Cofradía del Huerto atravesaba la portada de cantería. Se trata de un trono que tiene la peculariedad de contar con dos imágenes, obras del artista local Pablo Morales Ortega y del ilurquense José Antonio Martín Fuentes, ambas del año 1996. El grupo escultórico representa el momento en el que Jesús se retira a orar en Getsemaní. La talla de Jesús es de vestir, y el Ángel de talla completa, acompañándose de un olivo.
Tras el trono de Jesús, los Apóstoles -con sus nuevas imágenes-, que desfilan en otro trono y se acompañan también de un olivo.
Seguidamente, llegó la salida de Nuestra Señora de la Esperanza que, debido a las escasas dimensiones de la puerta de la ermita obligan cada año a los horquilleros a redoblar sus esfuerzos, al desmontar el palio del trono y luego volverlo a colocar, una vez que la Virgen, obra del escultor cordobés Maíz de Castro, estuvo en la calle.
A pocos metros de la salida, los tres tronos recibieron el primer ‘golpe’ de Incensarios. Como cada año, sus originales movimientos y sátiras se vieron y escucharon por primera vez en la presente Semana Santa, como es costumbre en el Martes Santo. Precisamente, aquí ha estado otra de las novedades, y es que las tres ‘corrías’ de incensarios han estrenado este año nuevos cacharros.
En cuanto al acompañamiento musical, la Banda de Cornetas y Tambores ‘Flor entre Espinas’ (para Jesús), la Banda ‘Amigos de la Música de Huétor Tájar’ (con La Esperanza) y la Concordia de Tambores de la Hermandad (con los Apóstoles) ponían las notas al desfile.
A partir de ahí y, tras el primer golpe de incensarios, llegó la bajada por la empinada y estrecha calle Nueva San Roque, el paso por el Túnel o la siempre espectacular bajada por la calle Tamayo, antes de su llegada al centro de la ciudad, con un importante retraso al paso por Tribuna sobre el horario previsto y afrontar su vuelta al barrio Alto hasta la Ermita de San Roque, ya de madrugada.