Más de 1.000 días han tenido que pasar para tener una Semana Santa como las de antes de la pandemia. La presencia de las mascarillas ha sido el único hecho diferencial con respecto a las Semanas Santas anteriores. Han vuelto a las calles los tronos, las largas filas de penitentes, las saetas, las bandas de música… Ha vuelto el fervor y la devoción en la Semana de Pasión más esperada. Y la vuelta no ha podido ser más espectacular, en lo meteorológico y también en cuanto a la participación de lojeños y visitantes.
La Semana Santa de Loja volvió con la solemnidad y elegancia de la procesión de la Santísima Virgen de los Dolores. El barrio Alto se rindió a la titular Mariana de Santa Catalina que, en el Viernes de Dolores, fue la primera en pisar la calle tras la pandemia. Los servitas más antiguos de Andalucía volvieron a procesionar por las empinadas y estrechas calles de este señero barrio lojeño, donde se vivieron momentos muy emotivos. En su salida, el postor de la Virgen, Joaquín Ordóñez, se acordó de quienes no ya no están por culpa de la pandemia.
La dolorosa estrenó el sudario de la cruz, obra de Jesús Rosado, además de un juego de ciriales y el libro de reglas. También era de destacar la recuperación del hábito servita, que quedó perfectamente integrado en un largo cortejo de mujeres ataviadas de mantilla. Largas filas de integrantes del cortejo que se pudo contemplar en plenitud en la plaza de la Constitución, donde los horquilleros mecían a la Santísima Virgen a los sones de la banda granadina del Gran Poder, que era la encargada de abrir calle.
Su paso por tribuna oficial también fue muy emotiva. Es la primera hermandad en atravesar Duque de Valencia y Carrera de San Agustín en un recorrido engalanado para el paso de los tronos lojeños. Tras la subida por la Cuesta del Arca, el templo de Santa Catalina aguadaba de nuevo a la Virgen, en sus últimos pasos. La marcha La Madrugá, interpretada por la Banda de Música de Loja, fue la última que sonó en la puerta del templo.
Y ya en el interior, no podía faltar otra marcha clásica, ‘Encarnación Coronada’, para despedir un Viernes de Dolores espectacular.