Nadie pudo imaginar hace pocas semanas un Domingo Teoletero así. El Carnaval de Loja 2022 se despidió con todos los alicientes que han hecho grande a esta fiesta en el municipio. Centenares de lojeños y visitantes inundaron de color y alegría tanto la plaza que recibe el nombre de esta fiesta como las calles aledañas.
Había muchas ganas de disfrutar y eso se notó de principio a fin. Todo hacía presagiar un gran día cuando poco después de las 13 horas se llevó a cabo el pasacalle por el Barrio Alto. Las agrupaciones locales, algunas este año sin repertorio pero con tipo, llenaron de algarabía las principales calles del barrio. Lluvia de serpentinas y ritmo del tres por cuatro para iniciar la fiesta.
El escenario lo inauguró la chirigota de Salar. Los Moncadas reinventaron un nuevo personaje. La enfermera Paquita acudía en defensa de la sanidad pública con todos los tópicos que la engloban. Como no jugaron con el tipo que sumaba la presencia de un paciente muy peculiar. Volvieron a triunfar con su espontaneidad.
Los Marxistas de Capello y Pelayo comandaron a continuación la escena. Profundizaron en su esfuerzo al presentar algunos nuevos cuplés y de nuevo mostraron su capacidad de adaptación con la incorporación a la guitarra de Diego Guardeño. Sin duda el dueto ha sido uno de los pilares de esta edición salvada in extremis.
Los Exentissimos de Antonio Madrid han sido un año más la sensación. Con un tipo muy local, alejado de las ancianas y los chinos de años anteriores, los jóvenes derrocharon arte y humor. La interacción con el público es total cuando se suben al escenario.
De Loja Los Fanes fue el tipo que siguió con el protagonismo de las coplas. Los del Taco, comandados por Rafa Muros, trabajaron en un año difícil un repertorio muy local. Fueron acogidos con cariño por el público que no dejó de acordarse de su comandante.
Como aportación externa, volvió por segundo año al Teoletero la Chirigota del Bizcocho. En ese caso aportó una antología con lo mejor de sus cuatro agrupaciones más destacadas. No faltó el humor con participación de lojeños y el guiño a la tierra que los acoge.
Al margen de las coplas no faltó la buena comida y bebida. Además de la barra de la plaza, organizada por La Barrica, se contó con la barra de la Peña Cruz y Cuarta y la Peña La Orza. A ello se sumó una churrería y la venta de gambas de Apolo, además de los bares de la zona.
También se pudo disfrutar de tortas con anís en la ‘Cochera del Cura’. Esta invitación ya es una tradición que precede al partir de la comita de la trucha. Con tristeza la comitiva llegó al barrio de El Caminillo donde las llamas cumplieron con el rito. De nuevo la trucha fue obra de los residentes de Sierra de Loja. Los últimos cantes de despedida definieron el fin de una fiesta que acabó mejor de lo que todos esperaban.