Humanizar la arquitectura, dotarla de sentimientos, de sensaciones y de un inequívico papel transformador de la realidad que vive, son algunas de las claves del arquitecto lojeño José Luis Muñoz, a la hora de enfrentarse a sus proyectos. Unas obras que fluyen artísticamente sin dejar atrás el lado más funcional o práctico de la construcción y teniendo en cuenta los deseos de quien la promueve. Estas y otras consideraciones se pusieron el pasado 11 de septiembre de relieve en la conferencia que ofreció José Luis Muñoz en el Centro de Iniciativas Culturales El Pósito, como complemento de la exposición que también protagoniza en ese mismo espacio cultural con las más emblemáticas de sus realizaciones.
Obras que en algunos casos han obtenido el reconocimiento de importantes foros internacionales del mundo de la arquitectura. El Centro de Biodiversidad, premiado en Londres, la Ruta de los Miradores, valorada en un certamen celebrado en Barcelona, la Casa del Aire, las dependencias de Gemalsa, el Parque Entrevías, el Centro de Usos Múltiples de Ventorros de Balerma, o una vivienda muy especial que desarrolla en El Viso configuran una muestra de su quehacer arquitectónico.
Tal como él dice en la presentación de este itinerario por su obra, “lo mejor de trabajar donde he nacido y me he criado es poder transformar un lugar partiendo de la experiencia vital, del certero conociemiento de su identidad y de un deseo sincero de prosperidad y coherencia constructiva, histórica, urbana y social”.
De alguna manera, José Luis Muñoz ha llevado hasta el Pósito una importantísima parte de Loja, aquella que va configurándose ya en el patrimonio histórico de esta ciudad en el futuro.