Dentro de las tradiciones y costumbres de nuestra ciudad se enmarca la denominada ‘Jubileo de la Porciúncula de Nuestra Señora de los Ángeles, fiesta religiosa y popular’, que ya se ha perdido y que durante muchos años se celebraba con distintos actos. Entre ellos destacaban los rezos del Vía Crucis de la Porciúncula en la Iglesia franciscana de Santa Clara, para ganar indulgencias plenarias concedidas por Sixto IV en 1480 u 81, que consistía en rezar el Vía Crucis, salir después a la calle a pedir limosna y regresar a la Iglesia de Santa Clara y seguir así cuanto más tiempo mejor, ya que se recaudaba más.
Mientras tanto, los niños festejan el acto haciendo “gorgoritos” con unos pequeños botijos, hechos al efecto para tal finalidad, consistentes en llenarlos de agua y al soplar por el orificio más ancho emitía un sonido semejante al gorjeo o trino de jilguero. Un juguete muy apetecible en fechas tan caniculares, pero que con el paso de los años se ha ido perdiendo. Hoy solo quedan restos testimoniales de aquella tradición, que un grupo lojeños está dispuesto a recuperar. Una buena iniciativa que esperemos tenga éxito y se llenen nuestras calles con el típico trino del JUBILEO.