Desde su niñez y juventud hasta sus últimos días. Desde sus habilidades como líder en su época lojeña hasta la sabia y rica madurez de su vida en Granada y Madrid. Desde el cariño y el corazón en todos los casos, el genial Juan de Loxa, que nos dejara hace ahora un año, fue compartido entre el público por quienes tuvieron una relación directa y entrañable a lo largo de su fructífera vida.
José Arenas, cronistas oficial de Loja, Antonio Ramón Molina, poeta y artista multidisciplinar, y Juan María Jiménez, poeta y periodista, abrieron la caja de sus recuerdos y, como el niño que muestra orgulloso sus tesoros, revivieron los días que disfrutaron de la amistad y el afecto del gran escritor, radiofonista, comunicador, agitador cultural y mejor persona que fue y es Juan de Loxa.
Y lo hicieron más con el corazón que con la razón, aunque esta no faltara, desde Loja, alumbrando imágenes, rememorando escenas, descubriendo “el número de abecedarios reunidos entre la lágrima y el ángulo que forma con el aire el eco de la carcajada” tal como escribía el poeta en el prólogo del libro “300 gramos de poesía”.
“Loja que te quiere, Loxa” era el mensaje que Arenas, Molina y Jiménez querían hacer llegar a Juan allá donde esté subvirtiendo a los ángeles, pero también a una ciudad cuyos moradores aún desconocen en grado superlativo la vida y obra del mejor literato lojeño de todos los tiempos tras el insigne polígrafo Ibn al Jatib, allá por la edad media andalusí.
Y esa misiva de amor brilló, por entre la noche, en el Centro de Iniciativas Culturales El Pósito, ámbito renacentista del Área de Cultura del Ayuntamiento de Loja. Hasta allí fueron los convocados para un aquelarre de justicia debida, para la devolución, en una ínfima parte, de lo mucho que De Loxa ha dado para su ciudad natal.
El reconocimiento, aunque tarde, llega de la mano, o mejor dicho de la mirada, de esa efigie que recrea al eminente Al Jatib en la edición 2018 del premio que concede la Fundación del mismo nombre. Un merecido galardón a título póstumo que recogerán sus herederos en la gala que tendrá lugar el próximo sábado 15 de diciembre. Un acto en el que participará de forma destacada la gran compañera y amiga de Juan, Elodia Campra, recitando algunos de sus poemas, al término de los discursos y de la entrega también de la estatuilla al sacerdote, enseñante y emprendedor Luis Maqueda.
Antes y después de esa consideración especial, en perfecta conjunción, la comisión “Loja x Loxa”, integrada por los ya citados Antonio Ramón Molina y Juan María Jiménez, y el también seguidor del poeta lojeño, José Conde, junto al Área de Cultura del Ayuntamiento de Loja, en la persona de su concejal delegado, José Antonio Gómez, y del director del departamento, Juan Alonso Sánchez, han organizado una serie de actividades en homenaje a Juan de Loxa.
La primera de ellas, a la que se refiere esta crónica, dará paso a otra mesa redonda, aunque desde una perspectiva más representativa de su obra literaria, integrada por la poetisa y experta en Loxa, Olalla Castro, el profesor universitario y artista plástico Juan Antonio Díaz, y el también poeta y codirector del Festival Internacional de Poesía de Granada, Daniel Rodríguez. Ese segundo encuentro se desarrollará también en el CIC El Pósito, el próximo jueves 20 de este mes.
Y entre una y otra panorámica vital de Juan de Loxa, ese día se inaugura en las mismas dependencias la exposición “Juegos reunidos de Juan de Loxa”. Una muestra comisariada por Alejandro Gorafe (Patronato García Lorca. Diputación de Granada) y complementada por material gráfico, audiovisual y editorial compilado por Juan María Jiménez, Antonio Ramón Molina y José Conde, bajo el epígrafe “Y algo más”.
PALABRAS SINCERAS
Volviendo al encuentro “Loja que te quiere, Loxa”, tras saludar a los asistentes, entre los que se encontraban viejos amigos del poeta lojeño y familiares, el concejal de Cultura moderó las intervenciones de los tres ponentes teniendo como eje aquellas palabras loxianas que se preguntaban: “¿Cuál es el peso de una colección de versos, de besos quise decir…”.
Y la respuesta fue, en todos los casos, de admiración, de devoción y de exaltación de la figura humana y creativa del homenajeado.
Recorriendo sus correrías de niño y joven, de las travesuras propias de aquella edad, o del carisma de Juan en su juventud, tal como hizo José Arenas, quien también leyó alguna carta del poeta en la que expresaba su deseo de donar parte de su legado a su ciudad natal.
Refiriendo sus encuentros de acción poética en las calles de Granada, junto a Alberti y el propio Loxa, o las innovaciones de un autor siempre en movimiento cultural, como generador de espacios e ideas imbatibles, tal como rememoró Antonio Ramón Molina.
O recuperando para la audiencia los poemas y los comentarios irónicos sobre el mundo de la edición bibliográfica, en la voz peculiar e inolvidable de Loxa, pasando por los primeros contactos a través del prólogo del libro editado por cuatro balbuceantes poetas lojeños “300 gramos de poesía” en 1979 o las propias experiencias en Poesía 70 que vivió Juan María Jiménez, con un relato que llegó hasta los últimos días de Juan de Loxa.
Al final se invitó a participar a otra gran y entusiasta seguidora del poeta premiado, Eugenia Mateo, que se refirió a su compleja, vitalista y fundamental personalidad, reivindicando una relectura de sus hazañas artísticas y creativas más en consonancia con la verdadera naturaleza del autor.