Que los lojeños tenían muchas ganas de Semana Santa quedó ayer noche patente durante el desfile procesional de la Santísima Virgen de los Dolores. Cientos de personas se echaron a la calle para acompañar a la hermandad servita de Santa Catalina durante su recorrido por el barrio Alto y el centro de la ciudad. De nuevo, la seriedad y sobriedad fueron las protagonistas del Viernes de Dolores lojeño, en el primero de los siete días de Pasión.
Sobre las 21:15 horas, y con una temperatura muy veraniega en el ambiente, se abrían las puertas del templo lojeño para permitir la salida del desfile. La mirada emocionada de los cofrades lojeños se dirigía entonces a la primera ‘revirá’ del trono mariano, a los sones de la Banda de Música de Loja.
La Imagen Titular de la hermandad, obra de José Gabriel Martín Simón tallada en 1936, lucía espléndida con un nuevo rostrillo. Su trono, de caoba y plata, estrenaba los cuatro faroles de las esquinas y las tulipas laterales. Delante de la dolorosa y anunciando su camino un grupo de acólitos portaba faroles de estilo granadino, estrenando sus ropas.
Abría el desfile la banda de cornetas y tambores de Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras de Granada, que mostraba sus mejores galas con sus característicos cascos de plumas. El cortejo continuaba con las promesas de velas y las camareras de la Virgen vestidas de mantilla.
El barrio Alto volvió a mostrar su respeto al paso de su Virgen. El fervor se vivió de manera especial en la calle Tamayo, donde el desfile se observaba en toda su extensión. Más adelante, en la plaza de la Constitución tenía lugar el tradicional encuentro con la banda del Despojado, tras lo que vino la rectitud del paso por Tribuna Oficial.
Después, el cortejo llegó de nuevo a su sede canónica para su encierro, que tenía lugar a la 1 y media de la madrugada. La emotividad se apoderó de Santa Catalina con los sones de la marcha “Encarnación Coronada” mientras los horquilleros daban sus últimas mecidas a la Virgen con su Hijo muerto en brazos. Ese fue el punto final de un Viernes de Dolores espléndido en Loja.