El trabajo de Ángel Palazuelos como diseñador de alta costura es hacer sentir especial a una mujer en un momento muy importante en su vida. De sus manos han salido bellísimos trajes de novia que han lucido decenas de malagueñas. Sin embargo, hace dos años recibió un encargo muy especial, con una temática y unas características a las que nunca antes se había enfrentado. Venía desde Loja, de la Real Cofradía de la Santa Vera Cruz, Jesús Preso y Nuestra Señora de los Dolores. La hermandad del barrio de San Francisco había decidido renovar los trajes de sus incensarios blancos. Aprovechando que las antiguas ropas estaban muy desgastadas con el uso y el paso de los años, la cofradía quería poner en valor esta figura lojeña tratando de recuperar las formas y estilos del pasado. Una tamaña empresa que Palazuelos asumió desde el primer momento con especial ilusión y entusiasmo.
“Sabía que no iba a inventar nada nuevo, sino a ser lo más fiel posible a una tradición que viene de siglos atrás y que los lojeños conservan con mucho orgullo”, declara Palazuelos, quien ha alumbrado esta original colección siendo absolutamente respetuoso con la historia y la tradición, utilizando los materiales más nobles posibles y combinando el trabajo minucioso y artesano de un taller de alta costura.
Confiesa que antes de recibir la propuesta no conocía la ciudad ni tampoco había oído hablar de los incensarios, algo que a tenor de los resultados no le ha supuesto un problema. Explica que desde siempre le ha gustado el trabajo de investigación, de laboratorio, y con este encargo se ha empleado a fondo. Porque tras la cuidadosa labor de confeccionar las ocho vestimentas de los incensarios hay otro trabajo previo no menos importante de documentación histórica que le ha llevado meses. Palazuelos y su equipo se han empapado del origen y significado de esta tradición y con fotografías, textos y vídeos han ido interiorizando la fisonomía de estas vestimentas. “Llega un momento en que se establecen unos lazos afectivos importantes, los sentíamos como algo nuestro”, declara el diseñador.
De toda la documentación analizada se queda con el afamado texto de la gallega Emilia Pardo Bazán que escribió con motivo de una visita a la Semana Santa de Loja en abril de 1905 en el que describe la ciudad y sus procesiones, que define como “extrañísimas y singulares”.
La nueva colección que lleva el sello de Palazuelos se ha realizado concienzudamente y con todo lujo de detalle. Los incensarios vestirán en gabardina de algodón egipcio 100% con un acabado satinado y con detalles en terciopelo chifón de seda natural en color rojo y galones de lamé y plata. El morrión, uno de los símbolos de estos personajes, se ha confeccionado con hilos de seda y plata y con detalles en cristal de Swarovski y pasamanería. Todo ello cosido a mano, por lo que sin duda es la pieza más compleja por su carga artesanal.
El CIC El Pósito acogió el pasado viernes la puesta de largo de estos nuevos trajes. Durante su presentación, el vocal de caridad de la Real Cofradía, Ángel David López, explicó que fue a través del cofrade malagueño Juan José Torres como se llegó hasta Palazuelos. López le agradeció su “extraordinaria” labor por recuperar el traje original de los incensarios blancos y por aceptar esta propuesta “exótica” y “desconocida” para él. Durante el acto se mostraron al público los ocho nuevos trajes que, como piezas de arte que son, estarán expuestos en el centro cultural lojeño hasta el 4 de abril.
También hubo tiempo, cómo no, de escuchar algunas sátiras de los incensarios blancos. Son los ocho jóvenes que tendrán el inmenso honor de ser los primeros en vestir estas nuevas ropas de diseño. Lo harán durante la tarde-noche del Jueves Santo, en el desfile procesional de la Real Cofradía. Sus movimientos y sátiras contarán con un espectador de excepción. Allí estará Palazuelos, rodeado de familiares y amigos, disfrutando en directo de una tradición que le ha terminado por entusiasmar y que ahora siente como suya.
