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sábado, 23 de noviembre de 2024

La Raza Ovina Lojeña inicia su análisis del ciclo de vida

El estudio pretende reflejar el tipo de sistema ganadero que se realiza en la raza, así como las repercusiones que tiene sobre la diversidad y el desarrollo sostenible

La Asociación de Ganaderos Criadores de la Raza Ovina Lojeña del Poniente Granadino ha recibido una ayuda de la Unión Europea y Junta de Andalucía con cargo al Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural y en colaboración con el GDR Poniente Granadino para el proyecto “Estudio para el cálculo del ciclo de vida de los productos procedentes de la Raza Ovina Lojeña y su difusión”.

La Asociación de Ganaderos Criadores de la Raza Ovina Lojeña del Poniente Granadino, motivada por mostrar a la sociedad la repercusión de su trabajo y el beneficio social y medioambiental que realizan al explotar su raza, han iniciado un Análisis del ciclo de vida de los productos procedentes de la Raza Ovina Lojeña. Financiado con Fondos Europeos solicitados al GDR del Poniente Granadino por parte de la Cátedra de ganadería ecológica Ecovalia-Clemente Mata de la Universidad de Córdoba, este estudio quiere reflejar el tipo de sistema ganadero que se realiza en la raza lojeña, así como las repercusiones positivas del mismo sobre la biodiversidad y el desarrollo sostenible.

Este análisis tiene como epicentro mostrar que este sistema ganadero realiza un aprovechamiento de los recursos naturales de la Sierra de Loja, así como de otros parajes similares del sur de España, por parte de una raza autóctona capaz de desarrollarse en entornos que no podrían ofrecer otro tipo de producción agropecuaria y su repercusión medioambiental. Es importante que la opinión pública integre la gran cantidad de diferencias que engloban la ganadería intensiva y este tipo de ganadería extensiva. La ganadería intensiva produce alimentos con una gran dependencia de energía fósil y de inputs, así como realiza un gran consumo de materias primas importadas, mientras que la ganadería extensiva produce alimentos de gran calidad, en menor cantidad y con formatos que pueden más heterogéneos, pero que depende casi en su totalidad de los recursos aprovechables del territorio y con un escaso consumo de energías no renovables, siendo extremadamente respetuosa con su entorno.

Es importante destacar el hecho de que este territorio cuente con una raza autóctona propia, como es la Oveja Lojeña. Este recurso natural, aunque pueda parecer común, y de hecho en España contamos con muchas razas autóctonas, es un activo del cual la población debería de estar orgullosa. Las razas autóctonas son razas que se han desarrollado en un territorio determinado y que han ido consolidándose para ser capaces de realizar un aprovechamiento de los recursos naturales que ofrecen las condiciones medioambientales del mismo. Estas razas se consideran reservorios genéticos ya que se han forjado a lo largo de los años y han generado resistencias naturales frente a patógenos endógenos de sus territorios, así como capacidad de aprovechamiento de los recursos vegetales de los mismos. Se trata de razas de gran rusticidad y que pueden transformar en proteína animal, vegetación no apta para el consumo humano. Este tipo de razas autóctonas contribuyen a la consecución del Objetivo 2 de los 17 ODS, Hambre cero, porque su explotación puede ofrecer alimentos procedentes de territorios donde otro tipo de razas no podrían sobrevivir ni transformar.

Otro de los aspectos que se pretenden demostrar en este análisis es la sostenibilidad del sistema productivo llevado a cabo por los ganaderos de la raza ovina lojeña. Se define sostenibilidad como el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones, garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social. Este concepto es vital para la preservación de la especie humana. Se debe trabajar para alcanzar sistemas productivos donde, se consiga un crecimiento económico óptimo para los ganaderos, pero sin comprometer la viabilidad del medioambiente. Se puede decir que los ganaderos que explotan la raza lojeña han alcanzado un equilibrio entre la realización de su actividad agropecuaria y la conservación medioambiental. Lejos de la visión que puedan tener colectivos conservacionistas sobre la ganadería, es necesario establecer una gran línea divisoria entre la ganadería intensiva y la extensiva. De hecho, gracias a este tipo de actividad ganadera se puede disfrutar de la gran biodiversidad de la Sierra de Loja y los territorios colindantes.

La biodiversidad es otro de los grandes aspectos relevantes de esta asociación. Desde la FAO se alerta que se está reduciendo drásticamente el número de especies en los ecosistemas y de genética. Esta disminución es dramática, debido a que muchas de ellas suponen eslabones de cadenas de nuestro sistema alimentario actual.

El hecho de que existan ganaderías de raza lojeña en la Sierra de Loja contribuye a la conservación de la amplia biodiversidad existente, pese a lo inhóspito que pueda parecer este Espacio Natural. Gracias a que hay ganado, se mantienen muchas de las charcas artificiales que recorren la Sierra, estas charcas, además de servir de abrevadero para las ovejas, son utilizadas por la fauna que habita este territorio, desde los anfibios como el gallipato o el sapillo moteado, hasta reptiles, aves y los grandes mamíferos que pueblan estos lares. Toda esta fauna y la flora que convive con ella, se verían profundamente comprometida si la mano de estos ganaderos desapareciera de la Sierra. 

Se debe reconocer que la labor que hacen, más allá de contribuir con su trabajo a la alimentación de la población, tiene un trasfondo social y medioambiental. De su prevalencia depende que se pueda seguir realizando actividades turísticas en todo este macizo de la Subbética.

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