En pocos días llegaremos al 28 de mayo, fecha que marca un año desde la entrada de VOX al Ayuntamiento de Loja. Qué casualidad, pues en la misma fecha, pero de 1486 Loja extirpó el Islam de nuestra ciudad. Gracias a esa reconquista, a día de hoy podemos disfrutar de nuestra querida Semana Santa, nuestras romerías y fiestas populares, y de nuestro famoso carnaval, aunque algunos critiquen Covadonga, la batalla de Lepanto o el día de la Toma de Loja y anhelen Al-Ándalus.
Un aniversario agridulce, pues si bien por un lado representa la alegría de haber conseguido un hito histórico para muchos de los nuestros, por otro lado, trae consigo la amarga constatación de que poco ha cambiado la forma de gobernar y el futuro de nuestro municipio. Seguimos bajo el yugo de políticas de la izquierda globalista, progre y woke.
Es cierto que aquella primera legislatura en 2011 de la coalición del PP con el extinto CPL (Comunistas por Loja) marcó la Loja actual, “de aquellos polvos estos lodos”. Loja lleva ya muchos años soportando una deriva política e ideológica totalmente hacia lo woke, gobernando el PP. Incluso me atrevería a decir que ni los socialistas serían capaces de llevar a cabo políticas tan progresistas como las que estamos presenciando. De hecho, siempre he pensado que el actual alcalde es el mejor candidato que puede tener el PSOE de Loja.
Cambiando de tercio, en el último pleno se debatió la liquidación del presupuesto de 2023. Asistimos perplejos a la ingente deuda que nos asola a los lojeños tras 13 años de gobierno de Camacho y su tropa: más de 20 millones de euros, sin infraestructuras ni patrimonio. Presenciamos un municipio en ruinas, que no avanza y cada día presenta más decadencia, más huida de jóvenes a buscarse la vida fuera por las pocas posibilidades que da Loja.
Un 2023 en el que el equipo de gobierno “tiró la casa por la ventana” para ganar las elecciones, y ahora somos todos los lojeños los que tendremos que “pagar la fiesta”. ¡Y menuda fiesta! Si ya con un presupuesto de más de 940.000 euros era el alcalde más fiestero de la provincia de Granada, ¿qué puedo decir si en realidad se ha gastado cerca de 1,8 millones de euros en fiestas? ¡Más de 100 euros por habitante! Cuando Granada capital, por ejemplo, destina solo 3 euros por habitante.
Parece que a nuestro alcalde fiestero le gusta la antigua táctica romana del “pan y circo”, utilizada por los gobernantes para ofrecer distracciones superficiales o entretenimiento al pueblo con el fin de distraerlos de los problemas más serios o de las deficiencias en el gobierno y pueblo. Los líderes ofrecían pan gratuito y espectáculos de circo para mantener contenta a la población y desviar su atención de lo verdaderamente importante. No sería crítica si los datos macroeconómicos reflejaran datos esperanzadores, pero si tenemos la renta per cápita de las más bajas de España en municipios de más de 20.000 habitantes, la tasa de desempleo disparada, los datos de criminalidad según el Ministerio del Interior con el porcentaje subiendo exponencialmente cada trimestre, sin comercio ni apenas industria y una deuda desbocada, pues tengo que criticar ese excesivo “gasto en fiestas”, es más que de sentido común criticarlo.
En fin, un 28 de mayo agridulce, pero seguiremos luchando porque Loja se merece un futuro mucho mejor.
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