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sábado, 21 de diciembre de 2024

Ascensión Flores “Chon” mantiene la tradición de los “teeringos” en la plaza de El Pósito

El  negocio fue puesto en marcha por su abuelo en los años 30 del siglo XX

Eran tiempos difíciles cuando abrió por primera vez sus puertas la histórica churrería lojeña conocida como “Teeringos Chon”. Y lo hizo en un local a pocos metros de donde actualmente se ubica su kiosco en la plaza de Abajo. Era un bajo de un vetusto edificio que años más tarde albergó también al Platanar. La churrería ocupaba un mínimo local que no llegaría a los 10 m2 en el que se guardaban durante la noche todos los artilugios necesarios para hacer tan ricos churros, y que por la mañana se despejaba para servir de modesto comedor para degustar las ruedas de “teeringos” que ofrecían en unas relucientes bandejas de lata. La clientela se apretujaba alrededor de una mesa de madera y por allí desfilaban conversaciones de todo tipo, tratos, secretos, confesiones… era, de algún modo, un  punto de encuentro desde el que se analizaba popularmente el acontecer de la vida lojeña.

Con un silbido para el café solo y otro para el con leche, Juan pedía a los vecinos bares de Anastasio y de Bonifacio las comandas para humedecer los churritos.

El avance de los tiempos dejaron obsoleto aquel peculiar emplazamiento y se construyó un flamante kiosco junto al mercado municipal. Allí, desde 1990, Chon es la reina indiscutible de su entorno y sigue siendo fiel al principio de calidad y artesanía de sus antepasados. 

UN POCO DE HISTORIA

Ascensión Flores Montoro es la actual propietaria de la más histórica de las actuales churrerías de Loja, pero fue su abuelo quien fundó el negocio en los años 30 del siglo XX, antes de la Guerra Civil española.

Al abuelo le ayudaron sus hijos en la diaria gestión del negocio, hasta que la responsabilidad ya recayó directa y exclusivamente en su hijo Juan.  

Igual que ocurrió en la generación anterior, a Juan Flores le ayudaron algunos de sus 10 hijos conforme éstos se hacían mayores y hasta que encontraban un puesto de trabajo. Fue así como hace más de 50 años, con unos 14 años de edad, entró a formar parte de la estructura empresarial Ascensión, conocida cariñosamente como “Chon”.

Desde hace 30 años, es ésta quien dirige en solitario la churrería y aún lucha para que no se cierre un establecimiento  que es toda una referencia en la ciudad.

Atrás quedaron el fogón de carbón y las sartenes viejas, que sustituyó por un completo equipo de acero inoxidable, aunque mantiene el molde inoxidable que hicieron expresamente en Barcelona para su padre con su correspondiente mazo de madera. Y otra cosa que no varía es la receta de tan exquisito manjar: agua, sal, harina de trigo y aceite de oliva virgen extra; y el secreto del arte y la maestría con que fríe las ruedas que tienen precios tan económicos como 80 céntimos, en adelante.

No se jubila aunque puede, porque le apasiona su trabajo y espera que una sobrina pueda continuarlo en el futuro y no tener que cerrarlo.

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