“El que nos trae hasta aquí, es un propósito imposible. Por más que lo deseemos, por más que lo intentemos, jamás podremos devolver a Pepe, tanto como el nos dio a nosotros”. Con esta palabras comenzaba el pasado viernes el acto de homenaje que la Asamblea Comarcal de Cruz Roja brindaba al que fuera su presidente, José Ruiz Gallego.
En un salón de actos de El Pósito totalmente lleno de familiares, amigos y compañeros la emoción y el agradecimiento fueron las principales líneas argumentales no sólo de quienes tuvieron ocasión de ocupar el escenario para rememorar la figura de “Pepe”, sino de todo el auditorio que, aunque en silencio, albergaba idénticos sentimientos de admiración y afecto.
La viuda del que también fuera concejal del Ayuntamiento de Loja y miembro fundador de la Asociación de Amigos de la Guardia Civil en esta localidad, Emilia, su hija e hijos ocupaban la primera fila del público, y asistieron con los sentimientos a flor de piel a cuanto de bueno se dijo de su marido y padre, respectivamente.
Exaltando la figura de José Ruiz, nombrado todo el rato de forma familiar como “Pepe”, fueron sucediéndose amigos entrañables y compañeros, después de que un trío de músicos pertenecientes a la Banda de Música de Loja, compuesto por Adrían y Elena Aguilera y Antonio Muela, interpretaran algunas partituras de pesar por su ausencia.
Andrés Ortiz, que lo glosó con un poema y con unas palabras muy cercanas, como compañeros de Cruz Roja; Manuel de la Plata, que lo revivió desde distintas perspectivas, una de ellas la de concejal socialista comprometido; el vicepresidente de la Asamblea Comarcal de Loja, Ramón Soler, quien estaba visiblemente emocionado desde el reto de continuar con el empeño del gran impulsor de Cruz Roja; el alcalde de Loja, Joaquín Camacho, que le agradeció profundamente todo el trabajo realizado por fortalecer este colectivo solidario; o el presidente de la Asamblea Provincial de Cruz Roja, Francisco Escribano, que prefirió hablar en calidad de amigo, antes que de representante provincial de esta ONG, pidiendo que se le recuerde con alegría, con el ímpetu que el derrochaba.
Por parte de la familia, agradeció el homenaje su hija María del Carmen Ruiz, quien tuvo que intentar comenzar su lectura en varias ocasiones, a causa de las lágrimas que la embargaban. Maricarmen incluso leyó un poema que había elaborado para testimoniar a su padre.
Como recuerdo de este acto, sencillo pero lleno de amor, se le entregó dos ramos de flores a la viuda y a la hija de Pepe, y el pintor Venancio Sánchez, donó un retrato del homenajeado a su familia.
Finalmente y ya en el exterior del CIC El Pósito, Manzanil Restauración y Servicios, cuyo gerente, Alfonso García del Moral, mantenía una estrecha amistad con José Ruiz, ofreció gratuitamente un aperitivo a las personas asistentes.