Como continuación a las acciones que se vienen desarrollando por un grupo de padres de alumnos lojeños, que pretendían matricular a sus hijos en el IES Moraima en el próximo curso escolar, y tras haberse personado anteayer en la sede de la Delegación de Educación en Granada, ayer se volvía a esta sede para, ahora sí, mantener un encuentro con la titular de Educación, Ana Gámez.
La pérdida de una esperada nueva línea en el IES Moraima era el desencadenante de la respuesta ciudadana, pero, tal como se pone de relieve cada año, el verdadero problema de fondo es la escolarización en la ciudad. Y, sea de una forma o de otra, en cada nuevo periodo de matriculación para el curso siguiente se producen protestas y buena parte de la comunidad educativa lojeña se resiente por tales circunstancias.
Según ha explicado el alcalde, Joaquín Camacho, al regreso de la cita con Ana Gámez, lo que se pretendía era hacerle ver a la delegada que la eliminación de dos líneas estudiantiles en los IES Moraima y Alfaguara, en base a la disminución del número de matrículas en el próximo curso, no sería una solución duradera, pues se prevé que el año que viene aumente de nuevo el número de alumnos.
Así pues, el primer edil lojeño, apoyado por los padres afectados, planteaba que este curso se disminuyera la ratio por clase y se continuara con las dos líneas inicialmente previstas.
La respuesta no se ha producido de manera firme, pero la delegada se ha comprometido a estudiar la situación una vez que se certifiquen la adscripción de las plazas, de donde puede esperarse que se diera la solución deseada a buena parte de los alumnos actualmente en el aire.
Sin embargo, le exponía el alcalde a la responsable educativa granadina, el problema lojeño, que arranca de antiguo, no es de una sola administración sino de todas las partes que tienen que ver con la situación socioeducativa de zonas como la Alfaguara, pues a nadie se le escapa que en Loja hay plazas suficientes para todas las demandas, pero, éstas no se encuentran en los centros de preferencia de los progenitores.
En ese contexto, no puede obviarse que muchas familias optan por matricular a sus hijos en los ciclos de Educación Infantil y Primaria de pedanías lojeñas, e incluso en municipios vecinos, antes que hacerlo en el colegio Elena Martín Vivaldi. Es un hecho más que conocido que casi todos los años se ponen en marcha actuaciones que traten de cambiar la situación, equilibrando la ratio de alumnos pertenecientes a colectivos de minorías por clase que se dan en ese centro. Es también reconocido que maestros, educadores, padres y madres hacen verdaderos y continuados esfuerzos por convertir al colegio en un centro apetitoso para todos los ciudadanos. Pero, lamentablemente, también, año tras año, se ve que tales medidas parciales no solucionan el problema. Mientras que, eso sí, se valora muy positivamente el trabajo que desempeñan los enseñantes de aquel colegio.
La situación del IES Alfaguara no es la misma que la del colegio Martín Vivaldi, ya que las reticencias de los padres viene de los accesos hasta el centro.
Así pues, desde la Alcaldía se ha vuelto a reivindicar una acción conjunta con varios frentes, en la que participe la Empresa Pública del Suelo de Andalucía (EPSA), tal como ya lo está haciendo, la Consejería de Educación o la de Asuntos Sociales, además, claro está del propio Ayuntamiento con todas sus concejalías actuando de forma transversal y aquellas otras instituciones o entidades, amén de las propias familias de la zona, que se requiera de su compromiso.
Una respuesta que, a pesar de su dificultad y teniendo totalmente en cuenta las normativas vigentes, permita con el paso del tiempo una solución definitiva, pasando, claro está, por medidas sociales, urbanísticas y educativas, entre otras.