Quemar el pasado para pensar en el presente y el futuro es una de las simbologías de uno de los actos más tradicionales de las fiestas lojeñas. El Roscuelo 2021 pasó al recuerdo como sus antecesores, pasto de las llamas. Un momento siempre querido dentro de la programación de la Feria Grande del municipio que este año se ha mantenido a pesar de la suspensión de la misma.
Una gran mesa llena de platos tan nuestros y suculentos como son las migas, el cordero, la porra, la trucha, los Roscos de Loja, el hornazo, las habas y el caviar, reflejaban un sentido homenaje a la gastronomía y la hostelería local. En el último caso se hizo un guiño a un colectivo muy azotado por las restricciones debido a la pandemia. Sin duda fue un Roscuelo original que defendía lo más lojeño dentro de la actualidad del año pasado.
La quema del mismo se desarrolló en la mañana de este martes 31 de agosto a las puertas del recinto ferial. Fueron los propios residentes de Sierra de Loja, autores del Roscuelo, los encargados de prenderlo como marca la tradición. A pesar de ello, y como acto repetido en pasadas ediciones, se salvó una parte del mismo. Los residentes decidieron que fuera el caviar, un plato que afirman tuvo mucho trabajo en su consecución.
La concejala de Fiestas, Rocío Ortiz, acompañada de Alfonso, un residente de Sierra de Loja, prendieron fuego al Roscuelo ante la admiración de los presentes. En pocos minutos fue pasto de las llamas. La edil deseó que esta quema permita dadnos salud y el deseo de que la futura feria pueda ser completa. Los Bomberos de Loja apagaron el fuego con la ayuda de una residente que se atavió con todos los utensilios de estos. Un momento emotivo para esta usuaria y para todos sus compañeros que de nuevo cumplieron con la tradición.