Casi nueve minutos de estruendo y color volvieron a despedir un 31 de agosto en Loja. Tras el parón del pasado 2020, el municipio recuperó una de sus tradiciones más arraigadas. Un momento para hacer borrón y cuenta nueva. Casi un final de año que marca el inicio de un nuevo curso.
Tras la Misa en honor a la patrona, los lojeños buscaron sus mejores posiciones para al filo de la media noche otear el cielo sin barreras visuales. Como en pasadas ediciones los fuegos se ubicaron en la explanada aledaña al Campo de Fútbol de los Veteranos. Esto posibilitó que se pudieran contemplar desde diferentes puntos de la ciudad.
A falta de dos minutos para la medianoche se llegó al tercer y último aviso para el inicio. Desde ese momento el estruendo comandó el oscuro horizonte lojeño llenándolo de color y formar. Todo finalizó con la tradicional traca y el petardo mayor, conocido popularmente como ‘el gordo’. Aplausos entre los espectadores para poner punto y final a un espectáculo con más de 80 kilos de pólvora. Era el final del verano para el lojeño. Un verano aún incompleto pero que recuperó otro hito siempre anhelado.