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lunes, 23 de diciembre de 2024

El complot de la guasa y la ironía se bate en armas festivas durante el Domingo Teoletero

El “barrio de La Viña” de Loja adquiere carta de naturaleza con la recién nombrada plaza del Carnaval en el barrio Alto

No hay que ser muy amante de la fiesta de Don Carnal para saber que un barrio de Cádiz tiene el honor de ser el más carnavalero de Andalucía, nos referimos al mítico “Barrio de la Viña”. Y no se atenta contra la verdad si se afirma que en Loja, el equivalente a esa popular ubicación gaditana, se sitúa en el barrio Alto. No significa esto que en el resto de la ciudad no se prodiguen los seguidores de las carnestolendas, ni mucho menos, pero sí es cierto también que el crisol fundamental de los creadores de letrillas, de las antiguas máscaras, de las primigenias agrupaciones carnavalescas pasan por el crisol de esta barriada, donde hubo y hay verdaderos templos del compás y la ironía, testigo de lo cual aún ofrece una saludable existencia “La Cueva del Tío Dani”, sede de la Peña la Orza y jubilosa catacumba de los orígenes de esta religión que es el Carnaval para muchos.  Así mismo, hay que tener en consideración otro espacio que se encuentra a unos pocos metros, la otrora plaza del Llanete o de Santa Catalina y ahora renombrada como “Plaza del Carnaval”.

El origen de esta reciente denominación está en la celebración del “Domingo Teoletero”, escenario de los últimos cartuchos de la fiesta de Don Carnal  en Loja, con su ebullición por calles, bares, locales y sedes de agrupaciones, proscenio de las postreras actuaciones y punto de arranque del sentido “Entierro de la Trucha” en su discurrir hasta la pira funeraria del Caminillo.

Año tras año se repite la historia, para feliz acontecimiento de vecinos y de los muchos allegados a tan popular y extrovertida manifestación. Año tras año, llueva, truene, haga calor o un frío que pela, las huestes carnavaleras se ven las caras, las gargantas y las vestimentas en un aquelarre de ironía, buen humor, alegría, colorido, comida y bebida que sume al barrio, sus gentes y los moradores que lo visitan, en un delirium apoteósicus de impecable factura para tan gentil acontecimiento. Y en esta edición con visitantes excepcionales, como la chirigota del Canijo de Carmona “Que caló”, cuarto premio del concurso de Cádiz; o el coro El Fuerte de San Luis, de Marbella, además de las agrupaciones locales “Los sembraos”, “Los del Lidl”, “Las Niñas”, “Kung Fu Panda de Verdiales”, y La Orza, además de la salareña “La mía la más larga”, o las bellas Ninfas lojeñas.

De ahí que el Ayuntamiento haya decidido bautizar el espacio donde confrontan las agrupaciones como “Plaza del Carnaval”, y de ahí que este pasado domingo 19 de febrero la cita tuviese también ese aliciente, con la presencia de autoridades, las reales y las ficticias de este juego del equívoco y la sorpresa. Desde el mediodía, en que tuvo lugar el pasacalles, con la participación de  agrupaciones locales y foráneas, hasta bien entrada la noche, no quedó títere con cabeza en el complot de la guasa lojeña.

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