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jueves, 26 de diciembre de 2024

La delegada de Manos Unidas en Loja, María Pía Caro, regresa impresionada por las condiciones en que viven en la India

La impactante dureza de lo allí presenciado ha reafirmado el espíritu de colaboración de la lojeña, que ya prepara nuevas acciones

La Junta Abre El Plazo De Subsanación De Documentación De Las Ayudas. Foto: Calma

Situaciones de extrema pobreza en muchísimos casos, carencia de las más básicas condiciones de habitabilidad e incluso alimentación, en otros muchos, sanidad deficitaria y un larguísimo corolario de circunstancias adversas resumen buena parte del periplo que ha vivido durante diez días en la India la delegada de Manos Unidas en Loja, María Pía Caro.

Del 2 al 12 de octubre, esta lojeña plenamente implicada en la cooperación humanitaria internacional se desplazaba hasta varias zonas del inmenso país oriental para conocer en primera persona el desarrollo de los proyectos que se financian por Manos Unidas en la India.

A su regreso, y tras exponer ante la dirección de la ONG en Madrid todas las vicisitudes vividas y el balance de las realizaciones que allí se desarrollan bajo su paraguas, Caro Derqui recuerda aún con más énfasis las palabras de su madre, delegada de Manos Unidas durante largos años, animándola a entregar buena parte de su vida a combatir las desigualdades en el Tercer Mundo.

Su primera impresión sobre el país es que se trata de un lugar muy diferente a nuestro mundo, con una superpoblación impresionante que vive en lamentables condiciones, entre mucha suciedad, polución, desorden y “con pocos visos de solución”, lamentaba María Pía Caro.

Sin embargo, su tristeza se convertía en optimismo y positividad al referirse a las personas que llevan a cabo los proyectos financiados por Manos Unidas, y sobre todo al hablar de los beneficiarios, que ven en estas acciones un rayo de esperanza para sus existencias.

Durante la decena de días que han permanecido en aquellas tierras han tenido ocasión de recorrer, “tras larguísimos y penosos traslados de muchas horas por carreteras infernales”, instalaciones educativas, internados o talleres de artes gráficas, pero lo que más le ha impresionado han sido las iniciativas de agricultura alternativa que se están llevando a cabo en zonas donde la prosperidad de los cultivos estaba totalmente en negativo, o los proyectos de educación y acogida que se ofrecen a las jóvenes condenadas a ejercer la prostitución e incluso ser objeto de tráfico de personas, y los menores que viven en las vías del ferrocarril a la espera de que los viajeros dejen caer cualquier cosa susceptible de ser consumida para aliviar precariamente su hambre.

En estos casos, la labor que realizan las misioneras adoratrices y salesianas, y los religiosos es “inconmensurable, con un esfuerzo y una dedicación que rayan el heroísmo y poniendo constantemente su vida en peligro, pues no en vano son amenazadas muchas veces por las mafias que controlan las redes ilegales de prostitución o de trata de personas”, describía María Pía Caro su experiencia.

La delegada lojeña, que viajó acompañada de los representantes de Manos Unidas en Bilbao, Albacete y Tarragona, más dos personas de los servicios centrales, confirma lo que ya sabía y que ahora ha comprobado personalmente: “el dinero de quienes colaboran con nuestras acciones solidarias llega a su destino y se emplea totalmente, de forma adecuada, pues existen muchos controles exhaustivos de cada proyecto para evitar la corrupción o la desaparición de cantidades”, con lo cual transmitía un mensaje de certeza al trabajo que desempeñan todos los voluntarios de esta ONG y a la solidaridad de los ciudadanos.

Finalmente, y sorprendida por los trabajos que se realizan en las casas de apoyo y acogida para las jóvenes prostitutas, con los que éstas pueden obtener una modesta cantidad de rupias que les posibilite, poco a poco, la salida de este mundo, está ya estudiando qué tipos de productos podrían elaborar para vender en Loja y en el Poniente Granadino. Sencillos y económicos trabajos de confección que sirvan para paliar en parte su maltrecha situación y su repudio por las castas que imperan en aquel país.

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