El inicio del curso escolar, como era previsible, supuso todo un periodo de adaptación para numerosos pequeños de Loja. Día tras día han ido haciéndose a la idea de que algo nuevo se ha iniciado en sus vidas y en esa nueva etapa las madres y padres juegan un papel esencial. Por eso, en estas primeras jornadas de cole nos hemos acercado a algunos de los centros de la ciudad y hemos charlado con algunas madres.
En los diferentes casos que hemos abordado se reflejaba el cambio de ritmo que imprimía en la vida familiar este regreso a las aulas para quienes ya estaban escolarizados, y su primera incorporación para los que aún no habían pasado por un aula. Pero igualmente se advertía la satisfacción que les proporciona a estos progenitores el periplo que en estos momentos viven sus hijos, como parte fundamental de su formación y preparación para la vida.
Lidia García es madre de dos hijos en edad escolar, uno de ellos entraba a clase por primera vez este año, si bien antes ha pasado por la guardería, y relata como desde el principio no tenía ganas de comenzar pues él lo que quiere es estar con sus antiguos compañeros.
Hay casos en que los hijos de una familia se llevan muchos años entre sí, es lo que ocurre en la casa de Eloisa Montalbán, que teniendo ya una hija en la Universidad de Granada y otra en bachillerato, el más pequeño de la casa, si bien acostumbrado a la guardería y a un ambiente familiar que propicia las ganas de colegio, comienza en estos días su primera experiencia en el colegio Victoria. Eloisa regresa por tanto al ritmo diario de preparar a su hijo, llevarlo a clase y seguir muy de cerca su formación. Ella misma dice que de nuevo hay que acostumbrarse a una dinámica que hace ya bastantes años seguía con sus dos hijas.
Ana López es maestra de Educación Infantil en el Colegio Victoria y cada año le supone un motivo de gran satisfacción el inicio de curso, por cuanto se reencuentra con sus alumnos del año anterior o, en otros casos, comienza como tutora de una nueva promoción, un apasionante periodo que va de los 3 a los 5 años, mostrándose éstos como auténticas esponjas, ávidos de conocimiento y experimentación. Esta profesional de la enseñanza nos cuenta cómo se desarrollan estas primeras jornadas de clase.