Loja despedía su Semana Santa con un viernes pleno y espectacular, en el que miles de lojeños y visitantes pudieron disfrutar desde primeras horas de la mañana y hasta bien entrada la madrugada de las cinco hermandades que protagonizaban el día álgido de la Semana Santa de Loja.
Todas lo dieron todo de sí para su puesta de largo por las calles de Loja ante un pueblo expectante que abarrotaba todos los rincones. Sin duda, un día espléndido y un broche de oro a una Semana Santa de Pasión espectacular en forma, contenido y tiempo meteorológico.
A eso de las 10.30 horas, las hermandades de Santa Marcela, la de Jesús Nazareno y San Juan y la de Nuestra Señora de las Angustias y la Santa Vera Cruz comenzaron conjuntamente su desfile procesional desde la ermita de Jesús del emblemático Mesón de Arroyo. Cientos de lojeños se concentraban en el lugar para no perderse los primeros pasos del Viernes Santo lojeño. Casi en el inicio de la calle Real se podía disfrutar de una imagen única, la de varias ‘corrías’ de incensarios dando sus golpes a la vez a las veneradas imágenes.
La Verónica -como se conoce popularmente a Santa Marcela en Loja- abría el desfile, este año con nuevo estandarte realizado por el bordador César Gómez-Hohr Román. Tras ella desfiló la imagen de San Juán. Seguía sus pasos el bello nazareno del Mesón de Arroyo, acompañado en su camino por la Banda de Música de Loja que interpretaba uno de los sonidos más característicos del Viernes Santo lojeño: el Miserere.
Tras él, la Santa Vera Cruz seguía sus pasos portada al hombro por jóvenes horquilleros al toque de una veintena de tambores. Y después, su Madre, la Virgen de las Angustias. La dolorosa de José Garnelo caminaba con los sones de la banda ‘Amigos de la Música’ de Huétor Tájar bajo su palio adornado con un bello exorno de flores blancas.
El cortejo avanzaba hasta llegar a uno de los puntos más destacados de su recorrido, el paso por la plaza de la Constitución y posteriormente Tribuna Oficial. En estos lugares se podía disfrutar de una bella estampa que conformaban las imágenes con la torre de la Iglesia Mayor al fondo, testigo de la tradición, la fe y la cultura popular lojeña un Viernes Santo más. Otro de los momentos álgidos fue el tradicional encuentro de las imágenes en la carrera de San Agustín. Tras este punto, los cinco tronos se disponían a bajar hasta las calles del barrio de El Puente.
La primera parte del Viernes Santo lojeño acabó con la popular ‘corriílla’. Otro año más miles de lojeños se agolpaban expectantes en el Mesón de Arroyo para ver subir corriendo a las cinco imágenes por la avenida de Jesús en busca de la pequeña ermita. Un momento de gran esfuerzo y pericia por parte de los horquilleros que el público supo reconocer con sus aplausos y vítores.
Santo Entierro
Y del bullicio del desfile de la mañana, a la sobriedad de la noche del Viernes Santo con el Santo Entierro de Cristo. La hermandad del Santísimo Cristo de la Salud y San Juan de la Palma y la del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad despidieron la Semana Santa de este 2015 con un desfile solemne y plagado de momentos emotivos que fue seguido por un gran gentío en todo su recorrido.
A las 21 horas se abrieron las puertas de la Iglesia de Santa María de la Encarnación para permitir la salida del desfile procesional. El Cristo de la Salud era el primero en atravesar el dintel de la puerta. Ya en la calle, era recibido con aplausos y con el sonido de la marcha real. En su caminar por las calles de Loja, este bello crucificado estuvo acompañado por una veintena de tambores.
Tras él, el trono del Santo Sepulcro comenzaba a salir de la iglesia. Anunciaba su camino un grupo de acólitos. Su elegante caminar estuvo acompañado por un grupo de capilla formado por miembros de la Banda de Música de Loja, que envolvió el desfile de los sones más fúnebres.
La titular mariana, Nuestra Señora de la Soledad, también lucía bellísima en su trono, que este año estrenaba la restauración y ampliación, llevada a cabo en los talleres Angulo de Lucena. Con un corte más recto y sobrio, este año ha contado con doce varas de palio, el cual fue magistralmente portado por sus 50 horquilleros, que la mecían solemnemente al son de las marchas interpretadas por la Banda de Música de Loja.
A pocos metros de su salida se vivió uno de los momentos más destacados del desfile, el paso por Tribuna Oficial. Después, el cortejo continuó subiendo por la calle Tamayo, desde donde se podía contemplar en toda su extensión. El barrio Alto fue testigo del caminar de las dos hermandades del Entierro de Cristo. En las Cuatro Esquinas aguardaban de nuevo las dos ‘corrías’ de incensarios de la noche, los ‘enterraores’ del Sepulcro y los del Cristo de la Salud, que honraron con sus cantos y movimientos a las Sagradas Imágenes.
Ya en su parte final, los tres tronos bajaron por la Cuesta del Arca y posteriormente transitaron por la carrera de San Agustín y Duque de Valencia, buscando el encierro en su sede canónica y apurando los últimos momentos de una solemne Estación de Penitencia. De esta forma se ponía el punto y final a una Semana Santa brillante en Loja, que pasará a la historia.