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jueves, 26 de diciembre de 2024

Loja vive un Jueves Santo brillante y emotivo

Los lojeños vibran con la Real Cofradía de la Santa Vera Cruz, Jesús Preso y Nuestra Señora de los Dolores, por la tarde, y el Cristo de los Favores, de madrugada

Jesús Preso, Ayer Jueves Santo En Loja

Son dos barrios opuestos en el mapa. Uno está en el sur de la ciudad y el otro en el norte. Sin embargo, en cada uno de sus rincones se respira la misma devoción. Loja vibró ayer con uno de los días álgidos de la Semana Santa lojeña, el Jueves Santo. El barrio de San Francisco y el Alto se vistieron de gala para recibir a dos de las cofradías más señeras de la ciudad.

A las 18:30 horas, las puertas de la capilla de la Sangre se abrían para permitir la salida de la Santa Vera Cruz, Jesús Preso y Nuestra Señora de los Dolores, la Real Cofradía más antigua de la localidad. Cientos de personas se concentraron en las inmediaciones de este pequeño templo para disfrutar de los primeros pasos del desfile procesional.

Portada a hombro por sus jóvenes horquilleros, la Santa Vera Cruz avanzaba en su camino a los sones del cuerpo de tambores blancos de la cofradía. Jesús Preso lo hacía acompañado musicalmente por la Agrupación Musical Santísimo Cristo del Calvario de Castellar (Jaén). Por su parte, Nuestra Señora de los Dolores se mecía espléndida en su palio negro con las melodías de la Agrupación Musical Felipe Moreno de Cúllar Vega.

El paso por el puente Gran Capitán, por la plaza de Joaquín Costa y por Tribuna Oficial fueron algunos de los momentos más emotivos que se vivieron durante la Estación de Penitencia, antes de su encierro en la Capìlla de la Sangre del Barrio San Francisco.

En el punto cardinal opuesto, y minutos antes de la media noche, el silencio y la oscuridad inundaron el barrio Alto de Loja. El Santísimo Cristo de los Favores salía de Santa Catalina para rencontrarse con los lojeños. El imponente crucificado iba escoltado por el característico toque de los Tambores Negros; la luz tenue de los faroles de los hermanos penitentes marcaba su camino, a oscuras, por su barrio y por el centro de la ciudad.

Tras su salida, la bajada por la calle Tamayo fue uno de los momentos más espectaculares de su recorrido, ya que el cortejo se podía contemplar casi en toda su extensión. Precisamente, a su paso por la Plaza de la Virgen Blanca bajaron el trono del cristo de los Favores al suelo para intentar arreglar un farol trasero que estaba algo suelto. Poco después se volvió a intenta sin éxito, por lo que no hubo más remedio que continuar con la luz de ese farol apagada.

También llamativo fue el paso por la plaza de la Constitución o por Tribuna Oficial, antes de su regreso a su sede canónica, en torno a las 4.10 de la madrugada, con el encierro en su sede canónica, con los Tambores Negros tocándole en la puerta arrodillados, en otro de los momentos más brillantes y emocionantes de la noche.

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